El estado brasileño de Pernambuco ha entregado el control de sus abarrotadas prisiones a reclusos designados discrecionalmente como “llaveros”, señaló Human Rights Watch en un informe difundido hoy. El sistema penitenciario de Pernambuco alberga a un número de internos tres veces superior a su capacidad oficial, en condiciones peligrosas, insalubres y que no cumplen estándares regionales e internacionales.

El informe de 31 páginas, “The State Let Evil Take Over’: The Prison Crisis in the Brazilian State of Pernambuco” (El estado permitió que reinara el mal: La crisis penitenciaria en el estado brasileño de Pernambuco), documenta cómo las autoridades penitenciarias han cedido el control de los centros de detención a “llaveros” que venden drogas y espacios para dormir a otros detenidos y utilizan “milicias” violentas para hacer valer su autoridad, según señalaron ex detenidos, familiares y dos funcionarios públicos entrevistados por Human Rights Watch.

El estado ha metido a decenas de miles de personas en pabellones destinados a un tercio de esa cantidad, y ha entregado las llaves a internos que usan la violencia y la intimidación para manejar las prisiones como si fueran su propio feudo.

Maria Laura Canineu

Directora para Brasil

“En las cárceles de Brasil existe un grave problema de hacinamiento y Pernambuco presenta los niveles más alarmantes”, expresó Maria Laura Canineu, directora para Brasil de Human Rights Watch. “El estado ha metido a decenas de miles de personas en pabellones destinados a un tercio de esa cantidad, y ha entregado las llaves a internos que usan la violencia y la intimidación para manejar las prisiones como si fueran su propio feudo”.Human Rights Watch visitó cuatro cárceles en Pernambuco en 2015 y entrevistó a 40 presos y ex presos, así como a familiares, autoridades carcelarias, jueces, fiscales, defensores de oficio y policías.