Loiola XXI

Lugar de encuentro abierto a seguidor@s de S. Ignacio de Loyola esperando construir un mundo mejor


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La eutanasia y el ensañamiento terapéutico en la doctrina de la Iglesia. Papa Francisco.

Papa Francisco: “No abandonar jamás al enfermo”

“Es necesario un suplemento de sabiduría, porque hoy es más insidiosa la tentación de insistir con tratamientos que producen potentes efectos en el cuerpo, pero no benefician al bien integral de la persona”: lo indica el Papa Francisco explicando que en la actualidad, “las intervenciones en el cuerpo humano se vuelven siempre más eficaces, pero no siempre son resolutivas”. Las palabras del Pontífice van dirigidas en una carta a Mons. Vincenzo Paglia, Presidente de la Academia Pontifica para la Vida y a los participantes en el Encuentro Regional Europeo de la Asociación Médica Mundial, en curso en el Vaticano el 16 y 17 de noviembre.

Citando la Declaración sobre la eutanasia del 5 de mayo de 1980, Francisco asegura que “es moralmente lícito renunciar a la aplicación de medios terapéuticos o suspenderlos, cuando su empleo no corresponde a aquel criterio ético y humanístico que seguidamente será definido proporcionalidad de las curaciones”. El Santo Padre destaca que esta elección “asume responsablemente el límite de la condición humana mortal, en el momento en el cual se toma conciencia de no poder contrastarlo más. “Así – subraya – no se quiere procurar la muerte”, sino que “se acepta de no poder impedirla”, como especificado en el Catecismo de la Iglesia Católica. Esta nueva perspectiva – evidencia aun el Papa – restituye a la humanidad el “acompañamiento del morir, sin abrir justificaciones a la supresión del vivir. No activar medios desproporcionados o suspender su uso “equivale a evitar el ensañamiento terapéutico” que tiene “un significado completamente diverso de la eutanasia, que es siempre ilícita”, porque interrumpe la vida causando la muerte.

El Papa llama entonces a un “atento discernimiento que considere la cuestión moral, las circunstancias y las intenciones de los sujetos involucrados. La dimensión personal y relacional de la vida y del mismo morir, que es siempre un momento extremo del vivir, debe tener en la curación y en el acompañamiento del enfermo, un espacio adecuado a la dignidad del ser humano”.

Y en este sentido el Pontífice señala que “la persona enferma reviste un papel principal” como señalado por el Catecismo de la Iglesia Católica: “Las decisiones deben ser tomadas por el paciente, si tiene la competencia y la capacidad”. “En diálogo con los médicos, debe evaluar los tratamientos que le son propuestos y juzgar sobre su efectiva proporcionalidad en la situación concreta, renunciando cuando tal proporcionalidad sea reconocida como carente”.

El Papa subraya el “condicionamiento de la creciente diferencia de oportunidades” marcada por la “acción combinada de la potencia tecno científica y por los intereses económicos” que lleva al incremento de la desigualdad terapéutica, “presente en los países más ricos donde el acceso a las curas corre el riesgo de depender más de la disponibilidad económica de las personas que de las efectivas exigencias de curación”.

Por ello, el Santo Padre llama a evidenciar el mandamiento supremo de la proximidad responsable, como aparece en la página evangélica del Buen Samaritano. El imperativo categórico – afirma Francisco – es aquel de no abandonar jamás al enfermo. Porque, como explica el Papa, la relación “es el lugar en el cual se nos pide amor y cercanía, más que cualquier otra cosa, reconociendo el límite que nos acomuna a  todos y justamente allí, volviéndonos solidarios. Cada uno – agrega – dé el amor en el modo que le es propio, ¡pero lo dé!

“Y si sabemos que de la enfermedad no se puede garantizar la curación, debemos cuidar siempre a la persona viviente”, sin ensañarnos inútilmente contra la muerte, señala el Papa. En este sentido se mueve la medicina paliativa, “de gran importancia también en el plano cultural, empeñándose en combatir todo lo que hace el morir más angustiante y sufrido, es decir, el dolor y la soledad”.

El Santo Padre señala que en sociedades democráticas, estos argumentos delicados deben ser tratados de manera seria y reflexiva y con la disponibilidad para encontrar soluciones y normas que sean compartidas lo más posible, y que tengan en cuenta la diversidad de las visiones del mundo, de las convicciones éticas y de pertenencias religiosas.

Francisco señala asimismo la obligación de parte de lEstado “que no puede renunciar a tutelar a todos los sujetos involucrados, defendiendo la fundamental igualdad para cada uno. Y no olvida, como es su costumbre, a los más débiles, para quienes pide una “particular atención” porque “no pueden hacerse valer solos sus propios intereses.

No  faltan en las palabras del Papa la indicación de una legislación en campo médico y sanitario, que necesita de una “mirada global” sobre lo que mayormente pueda promover el bien común en las situaciones concretas.


                                                                  Comentario de Vatican Insider
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO

Habría que preguntarse por qué un «no» a la eutanasia y al abandono de los enfermos terminales tan claramente expresado y un convencido «no» al ensañamiento terapéutico sonó tan novedoso para algunos. En el mensaje enviado por el Papa Francisco el pasado jueves 16 de noviembre al encuentro regional europeo de la World Medical Association, organizado en colaboración con la Pontificia Academia para la Vida, los fundamentos doctrinales eran Pío XII, de hace sesenta años, la Congregación para la Doctrina de la Fe de 1980 y el Catecismo de la Iglesia católica.

 

No es ninguna novedad que la Iglesia, al insistir en su «no» al suicidio asistido, también diga «no» al ensañamiento terapéutico, es decir esas curas que han ido adquiriendo dimensiones desproporcionadas y que tal vez mantienen con vida al organismo humano, pero no tienen en cuenta el «bien integral de la persona». No es ninguna novedad recordar que hay casos en los que es lícito abstenerse de suministrar cuidados y tratamientos, que podrían extender un poco la vida de un paciente terminal.

 

Sin embargo, hay que plantearse algunas preguntas si las palabras del Pontífice son interpretadas por una parte de la opinión pública y por los medios de comunicación como «una novedad» o «una apertura». La cuestión no puede ser reducida solo a algunas citas interesadas de quienes voluntaria o involuntariamente acaban instrumentalizando las declaraciones del Papa para llevar agua al molino de las propias opiniones. Hay algo más. Legítimamente uno se podría preguntar si este efecto «novedad» no es también el resultado de décadas de contraposiciones ideológicas sobre los temas éticos más sensibles. Contraposiciones a menudo expresadas a gritos y que han creado un clima de incomunicabilidad.

 

Esa falta de comunicación que se aprecia en ciertos ataques contra todos los que promueven el diálogo y la confrontación, sin olvidar la enseñanza de la Iglesia sobre estos temas, pero tampoco sin cerrar a priori todas las puertas. Los programas «aperturistas» impuestos mediante colonizaciones ideológicas (con todo y su guarnición mediática) han provocado incluso reacciones descompuestas o que rozan el paroxismo. Y así ha parecido que para ciertos católicos ningún caso puede formar parte de los cánones del ensañamiento terapéutico.

 

Es por ello que las palabras del Papa pueden contribuir a regular los equilibrios de la situación favoreciendo espacios de diálogo, así como al redescubrimiento de las páginas del magisterio que han quedado (un poco) en el olvido.


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Mensaje del Papa a Myanmar en visperas de su visita.

Mensaje en vídeo del Santo Padre en vísperas de su inminente viaje apostólico a Myanmar

Publicamos a continuación el texto del mensaje en vídeo que el Santo padre Francisco ha enviado con motivo de su inminente  viaje apostólico a Myanmar  del 26 al 30 de noviembre de 2017
Mensaje del Santo Padre
Queridos amigos, Mientras me preparo para visitar Myanmar, quiero enviar unas palabras de saludo y amistad a todo su pueblo. Tengo muchas ganas de encontraros.
Vengo a proclamar el Evangelio de Jesucristo, un mensaje de reconciliación, de perdón y de paz. Mi visita está destinada a confirmar  a la comunidad católica de Myanmar en su fe en Dios y en su testimonio del Evangelio, que enseña la dignidad de cada hombre y mujer, y nos exige que abramos  el corazón a los demás, especialmente a los pobres y necesitados.
Al mismo tiempo, deseo  visitar  la Nación con  espíritu de respeto y aliento por  todos los esfuerzos encaminados a  construir  armonía y  cooperación al servicio del bien común. Vivimos en una época en que los creyentes y  los hombres de buena voluntad sienten cada vez más  la necesidad de crecer en la comprensión mutua y en el respeto y de apoyarse unos a otros como miembros de la única familia humana. Porque todos somos hijos de Dios Sé que muchos en Myanmar están trabajando tanto para preparar mi visita y se lo agradezco. Pido a cada uno que rece para que los días  que esté con vosotros sean fuente de esperanza y aliento para todos. ¡Sobre vosotros  y sobre vuestras  familias invoco las bendiciones divinas de alegría y de paz! Hasta pronto!


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Libertad religiosa y América, por Thomas Reese, jesuita

  Bishop Mclroy decries extremism on religious freedom, calls for solidarity in American politics

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Bishop Robert McElroy of San Diego walks away after greeting Pope Francis during his general audience in Paul VI hall at the Vatican Nov. 23 2016. (CNS/Paul Haring)

WASHINGTON — In an address at Georgetown University, Bishop Robert McElroy of San Diego criticized both extremes in the fight over religious freedom and called for public consensus based on solidarity to heal our nation in this hyper-partisan age.

McElroy is one of the most brilliant minds in the Catholic hierarchy today, with a doctorate in political science from Stanford University and a doctorate in moral theology from the Pontifical Gregorian University in Rome. Not surprisingly, the 63-year-old bishop is frequently spoken of as a possible successor to Cardinal Donald Wuerl in Washington, DC, who is past retirement age.

McElroy gave his speech on November 16 at a conference at the Berkley Center for Religion, Peace and World Affairs celebrating the 50th anniversary of the death of Rev. John Courtney Murray, the Jesuit who was one of the most influential American theologians of the 20th century. But McElroy was not interested in looking backwards. He wanted to talk about “the issues of the Church and our nation at this moment in our history.”

He began by looking at religious freedom, the issue which made Murray famous. Murray was silenced by the church for writing about religious freedom but later he became one of the main authors of «Dignitatis Humane,» the document on religious liberty at the Second Vatican Council.

“During the past decade, the issue of religious liberty has become deeply enmeshed in the bitter divide which grips our nation and corrupts political and moral dialogue,” asserts McElroy.

Of the two contending forces, “The first seeks to minimize the scope of religious liberty, and specifically reduce the freedom of religious communities to the freedom of worship,” he said. “The second seeks to maximize the exercise of religious conscience in society, undercutting the legitimate role that government has in advancing the common good.”

The Catholic tradition rejects both approaches, he said.

In response to minimalists who deliberately undermine the freedom of the church by reducing religious expression to worship, he says, “The Church must emphasize that a robust appreciation for the specifically religiously inspired works of faith communities in health care, social service and advocacy for the marginalized lie at the core of the Gospel imperative, and any realistic notion of religious liberty in the United States.”

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On the other hand, the maximalists “seek to undermine the legitimate authority of the state by endorsing an ever expanding notion of individual rights of conscience in the public sphere without due regard for the governmental pursuit of the common good.”

“This, too,” he says, “is a distortion of the Catholic doctrine of religious liberty.” The church must reject both extremes.

McElroy finds support in Murray’s position that “The right to conscience in public expression is ultimately rooted in the dignity of the human person and the pursuit of the common good. And the public order, that part of the common good which falls to government, is a wholly legitimate pursuit of government even when that common good necessitates restrictions upon the public actions of believers acting in the light of their conscience.”

The church “must defend absolutely the rights of conscience to internal belief, point to the moral warrants for the robust freedom of religious communities, and outline the nuanced Catholic teaching on the rights of believers to act upon their beliefs in society,” says McElroy. “But the Church must be equally dedicated to defending the corresponding governmental right to — at times — restrict conscience-driven actions in pursuit of a genuine common good.”

This balanced position by the church is especially needed in the toxic atmosphere of American politics.

McElroy notes that Murray’s writings about the nature of American society in the 20th century focused on the concept of the public consensus which lay at the heart of American political life.

“For Murray, the key element of the concept was its foundation in concepts of natural law which undergirded American society in fundamental ways, and provided a linkage between the history of American politics and Catholic thought,” explains McElroy.

According to Murray, this consensus “was the glue which held America together, through common moral and spiritual values rather than ties of blood or nationalism,” reports McElroy. “Murray wrote that there was a continual need for reconversion to the public consensus in American society in order to embrace anew the principles of freedom, civic unity, truth, civil conversation, and support for the fundamental institutions of American governance.”

Without this conversion, “Murray argued, the United States would confront a spiritual crisis in the temporal realm, a hollowness in American society and culture, an emptiness of the soul,” says McElroy. “We are living in just such a spiritual crisis; for our national soul has truly been hollowed out.”

McElroy calls for a renewed public consensus based the principle of solidarity. The principle of solidarity is the recognition “that we are all debtors of the society of which we are a part.”

A commitment to solidarity “will demand a rejection of the tribal element of politics which sees voting as the opportunity to advance the well-being of our race, our class, our religious community at the expense of others,” says McElroy. “It will entail a purging of the inherent human tendency to allow anger and wedge issues to destroy our ties as Americans. A spiritual conversion to solidarity among citizens demands that we reject the increasing habit in our political culture of attributing all differences of opinion to ignorance or malice.”

This renewal of public consensus requires three norms:

  •                 We must become a people which treasures civil dialogue and seeks shared truth.
  •                 We must turn from political warfare to governance.
  •                 We must build up rather than destroy the institutions which are necessary for our political life.

“The sickness in the political soul of our nation will only be healed if society undertakes a massive regeneration of the political ties which unite us as a people and begins to see these ties as more important than the divisions which tear us apart,” says McElroy.

[Jesuit Fr. Thomas Reese is a columnist for Religion News Service and author of Inside the Vatican: The Politics and Organization of the Catholic Church.]

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Homilía del domingo 33. Autor J.A. Jauregui, jesuita

           

DOMINGO 33 TOA

Esta parábola de los talentos forma parte del quinto y último discurso de Jesús en el evangelio según san Mateo. Ya vimos en la parábola de las diez vírgenes que en toda esta instrucción domina el tema de la vigilancia. Una vigilancia comprendida como fidelidad a la misión recibida y que se ve sorprendida de pronto por la hora inesperada del juicio. La parábola de los talentos recoge y desarrolla la idea de la vigilancia-fidelidad que había sido ya el tema de la parábola del mayordomo; al siervo fiel del capítulo 24 corresponde el siervo bueno y fiel, dos veces repetido, de esta parábola. En estas dos parábolas el caso más importante es el de la infidelidad que es el más desarrollado (24,48-51; 25,24-30). Lo cual hace pensar que todo este pasaje es polémico. Jesús en este evangelio de san Mateo pone en guardia a sus discípulos contra una infidelidad cuya eventualidad ellos no la tienen en cuenta seriamente. Esta idea volverá a aparecer dramáticamente en la escena del juicio final (vv.31-46) donde los buenos y los malos quedarán sorprendidos por haber  cumplido o descuidado los imperativos de la vigilancia evangélica. De todos estos pasajes evangélicos se pueden extraer las diversas imágenes de infidelidad que nos aportan estas parábolas: en la primera parábola se trataba de una infidelidad manifestada en violencias y mala conducta del administrador con sus súbditos; en la parábola de las 10 muchachas era una infidelidad por imprevisión. En la parábola de hoy es una infidelidad por pereza y cobardía ante la temida severidad del señor.  El rasgo común de todas esas infidelidades es que consisten en una insuficiencia de actividad concreta. Lo cual confirma que para san Mateo la vigilancia no consiste en un fervor, una alegría ni siquiera en una fe. La vigilancia es una espera atenta, activa y responsable. Es un rasgo típico del primer evangelio. Hay una clara desproporción entre las líneas dedicadas a describir la rendición de cuentas de los siervos diligentes y las dedicadas a la condenación del mal servidor. Mientras la fidelidad y la recompensa de los dos siervos buenos se evocan brevemente, se describen ampliamente la actitud y la condenación del siervo perezoso. Lo mismo que la parábola de las diez doncellas, ésta termina con una nota desagradable de temor y de amenaza: “Echadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llano y el rechinar de dientes”.  Este desenlace deja sin resolver el enigma de si Dios no es tal vez un señor usurero e inmisericorde, como pensaba el tercer esclavo. Agrava esta ambigüedad el sentido alegórico de la parábola introducido por el evangelista. El señor de la parábola viene a ser en la intención del evangelista el Señor Jesús que se ausentó un buen día dejando en los creyentes la expectativa de una vuelta próxima pero no acaba de volver. En tiempos de san Mateo la iglesia veía en este relato la expresión de su fe en Jesucristo. Los lectores sabían perfectamente que aquí se trata del retorno de Jesús, del juicio final y también de la vida  de la comunidad eclesial bajo el signo de ese futuro. El significado de los talentos que reciben los tres


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Nov. 16: En memoria de los jesuitas mártires de El Salvador.

En Memoria de los Mártires Jesuitas

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¿Quiénes eran los padres Jesuitas de la U C A asesinados?

No me refiero a sus nombres y sus biografías, información siempre importante. Pienso en lo que fue su contribución al pueblo salvadoreño, defendiendo la negociación y la paz en plena guerra. En la década de los años 80 la situación del pueblo salvadoreño era agónica, por todos lados se escuchaban los estertores de muerte. El país se acercaba a las 50.000 víctimas. En ese contexto el grupo de jesuítas de la UCA (Universidad Centroamericana ‘José Simeón Cañas’) trabajaba por una salida dialogada al conflicto que enfrentaba al régimen con la guerrilla del FMLN surgida de los movimientos populares. A una solución pacífica dedicaron toda su inteligencia y su coraje.

Ignacio Ellacuría sabía del riesgo que corría, y tenía temor de la tradicional respuesta de los escuadrones de la muerte creados por el ex mayor Roberto D`Aubuisson (fundador además del partido derechista ARENA que ha gobernado el país hasta el 2009). Tal vez por eso dijo una vez en 1981: “Un análisis intelectual debe ser respondido con un análisis intelectual y no con el exilio, la cárcel, la tortura o un tiro en la nuca”. No podía saber que ocho años después ese tiro fuera disparado contra él y sus amigos.

La UCA siempre fue un espacio de concertación. Los jesuítas, verdaderos estrategas del diálogo, aprovechaban que por sus aulas habían desfilado empresarios, políticos, militares, periodistas, guerrilleros, lo que les daba una ventaja inicial idónea para intentarlo. Pero esta iniciativa preocupaba a los sectores militaristas partidarios de la guerra como única alternativa, a los que sólo contemplaban la hipótesis de hacer del país un enorme cementerio de toda la izquierda social y política, no solamente de la guerrillera. Su respuesta a la UCA la dieron sus escuadrones de la muerte que llevaron a cabo más de una docena de atentados con bombas contra la universidad, de la que muchos miembros fueron asesinados o huyeron al extranjero.

Antes de asesinar a los jesuítas, los sectores derechistas del país llevaron a cabo una cruzada para descalificarlos. Desde Radio Cuzclatán, emisora del ejército, se retransmitía en cadena nacional amenazas públicas contra los padres jesuítas, siendo Ignacio Ellacuría el foco de atención. “Ellacuría es guerrillero, que le corten la cabeza” “Ellacuría ha envenenado las mentes de la juventud” repetía desde la emisora el vicepresidente y ministro del Interior Francisco Merino. Sólo horas antes de la matanza en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, un camión militar apostado frente a la puerta principal de la UCA lanzaba amenazas contra los jesuítas por medio de altoparlantes.

Entraron por la fuerza los militares que primero dieron fuego a la biblioteca. Sacaron de sus habitaciones a los padres y a dos mujeres empleadas y los ametrallaron de inmediato.

Los asesinos, miembros del regimiento Atlacatl, dejaron pintadas como esta: “El FMLN hizo este ajusticiamiento. Vencer o morir”. Y aunque desde el gobierno de Alfredo Cristiani se quiso atribuir a los guerrilleros el crimen, muy pronto se supo la verdad. Un grupo de expertos del FBI, Scotland Yard y hasta de la policía española, confirmaron lo que todo el mundo ya presumía: los autores eran miembros de un cuerpo especializado del ejército. Enseguida la propia CIA confirmó esta acusación. Además, los asesinos cometieron el error de dejar viva a una testigo que en todo momento permaneció escondida en una casa contigua, pero pudo verlo todo: Lucía Barrera de Cerna es su nombre, única superviviente y testigo presencial. Ella vio como ametrallaban sin compasión a los jesuítas, apuntándoles a sus cabezas, y luego a Elba Ramos y a su hija Celina, menor de edad.

Las presiones internacionales obligaron al régimen a organizar un juicio. Dos tenientes, un subteniente, dos sargentos y un cabo, encabezados por el coronel Guillermo Benavides, fueron responsabilizados del múltiple crimen, condenándolos primero y amnistiándolos después. La Compañía de Jesús rechazó tajantemente que ese juicio farsa cerrara el caso y exigió saber quién les dio la orden. El arzobispo Rivera y Damas sumó su voz a la demanda.

El coronel René Emilio Ponce es el primero de la lista. Él fue el que ordenó al coronel Benavides: “Maten al padre Ellacuría y no dejen ningún testigo”. Otro coronel, Inocente Orlando Montano estaba presente cuando Ponce dio la orden a Benavides. Detenido en Estados Unidos parece que será extraditado y entregado al juez Velasco. Hasta 17 militares deberán ser juzgados. Entre ellos los coroneles Rafael Humberto Larios, Juan Rafael Bustillo, Juan Orlando Zepeda y Francisco Elena Fuentes, que formaban junto con otros la terrible Tandona, grupo de coroneles de la misma tanda, conjurados para apoyarse mutuamente en su guerra antisubversiva.

La derecha salvadoreña, políticos y generales retirados, llevan días protestando contra las extradiciones que instruye el juez Velasco. Su argumento principal es que con ello se reabren heridas. Como si alguna vez se hubieran cerrado. El gobierno de ARENA montó un juicio a su medida y luego proclamó una amnistía con la que quiso poner fin a toda responsabilidad sobre la matanza de la UCA. Pero lo cierto es que las heridas se cerrarán sólo cuando se sepa toda la verdad y los culpables sean identificados, juzgados y condenados. De hecho en los Acuerdos de Paz no existe ningún párrafo que refleje un acuerdo de perdón para los crímenes de lesa humanidad, tal como recuerda la Procuraduría de Derechos Humanos de El Salvador.

Defensor del realismo histórico y filosófico de su amigo el donostiarra Xavier Zubiri, Ignacio Ellacuría practicó siempre un doble compromiso con El Salvador: siempre enseñó la realidad nacional (la fortaleza mayor de la UCA decía), y siempre vivió una ejemplar ética de la austeridad que era su modo de vínculo con las grandes mayorías sociales de un país empobrecido bajo el poder de unas pocas familias. Por ese compromiso valiente el pueblo salvadoreño no olvida a este vasco universal ni a sus amigos Ignacio Martín Baró, Segundo Montes, Amando López, Juan Ramón Moreno, Joaquín López.

Sí, se cebaron con sus cabezas. Tal vez porque esas eran las armas invencibles de los jesuitas, las de la razón y la inteligencia. Tan invencibles que los Acuerdos de Paz llegaron en enero de 1992. Lo que no sabían era que deberían dejar sus vidas para lograrlo. ¿O tal vez lo intuían?

En los Acuerdos de Paz no existe ningún párrafo que refleje un acuerdo de perdón para los crímenes de lesa humanidad

Sí, se cebaron con sus cabezas. Tal vez porque esas eran las armas invencibles de los jesuitas, las de la razón y la inteligencia.

Iosu Perales – Gipuzkoa

Consejo Editorial de Revista “Reflexión y Liberación” – Chile.


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La WWF y la Conferencia de Bonn sobre el cambio climatico

 

Llega noviembre y con él, una nueva Cumbre del Clima. La ronda de negociaciones sobre el cambio climático de las Naciones Unidas. La COP (Conferencia de las Partes) es el principal órgano de toma de decisiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). Su tarea principal es evaluar las medidas adoptadas por los 198 países miembros para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Este año se celebra en Bonn (Alemania) y es la número 23.

Las expectativas en cuanto a avances concretos para esta cumbre son bastante «discretas». Marrakech (la COP 22) tampoco supuso grandes avances. Ahora bien, los últimos estudios científicos alertan de la importancia de lograr avances y compromisos reales y urgentes:

  • La reunión de este año se inaugura con un recién estrenado estudio científico de la Organzación Mundial de la Metereología (OMM) muy poco esperanzador. En él, se pone de manifiesto que 2016 fue un año con un índice de CO2 en la atmósfera de 403,3 partículas por millón (ppm), una cifra peligrosa (en 2015, la concentración de dióxido de carbono fue de 400ppm).
  • Además, la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA) han declarado 2016 como el año más cálido registrado desde que hay datos.
  • En el caso de España, el calor del verano, que se está alargando con lo que la gente en la calle ya ha bautizado como «veroño«, sumado a la sequía que arrastramos, preocupan a toda la ciudadania.
  • Por último, el anuncio del abandono de EEUU (decisión de la Administración Trump) del Acuerdo de País es la guinda del pastel, siendo Estandos Unidos uno de los países con mayores emisiones de CO2 a la atmósfera.

Lejos de desanimarnos por las malas noticias, para todos los que estamos comprometidos con el Planeta, estas noticias nos empujan aún más en nuestro empeño por buscar soluciones que nos permitan cumplir con el principal objetivo del Acuerdo de París: no rebasar la temperatura del Planeta en 2º para final de siglo, y hacer todo lo necesario para no subirla en 1,5º. 

En esta edición, Fiji asumen la presidencia. Su Primer Ministro, Frank Bainimarama, ha establecido las prioridades que tendrá esta cumbre climática. Fiji es un país formado por más de 300 islas en el Océano Pacífico, y es un lugar altamente vulnerable a los efectos del cambio climático. Para evitar sus peores impactos, esperamos que en Bonn:

– Se aceleren las acciones climáticas de aquí al 2020 para asegurar que ese año se alcanza el pico máximo de emisiones y comience el descenso.

– Se obtenga un borrador de las directrices para la aplicación del Acuerdo de París, que incluya sistemas de evaluación de los avances en la lucha contra el cambio climático

Otra novedad de esta edición es: en el pasado, la COP era exclusivamente el dominio de los gobiernos nacionales, pero este año, la comunidad global de ciudades, gobiernos regionales, empresas y organizaciones han sido invitadas a participar en el proceso.

El Acuerdo de París permite que incluso cuando gobiernos nacionales (como ha pasado con EEUU) «abandonen» la buena dirección, sean organismos supranacionales los que asuman ese liderazgo climático. La coalición ‘We Are Still In’ de alcaldes, gobernadores, líderes locales, directores ejecutivos y presidentes universitarios de los Estados Unidos son un ejemplo de cómo hay respuestas contrarias a la «negación climática» del Gobierno de Trump.

Desde WWF, el mensaje que llevamos a Bonn es claro y contundente:

Juntos somos más fuertes

Es hora de aprovechar el Acuerdo de París y aumentar la ambición de energía limpia en los próximos años. Necesitamos utilizar las acciones del sector privado, la sociedad civil y los gobiernos nacionales y locales para hacer más fuerte y más ambiciosa nuestra respuesta colectiva. Necesitamos estar en esto durante mucho tiempo, por lo que los planes a largo plazo y las estrategias son esenciales para la transición a la economía del futuro – una impulsada por fuentes limpias y renovables Síguela en Twitter@marasuncionwwf

Mar Asunción – Responsable del programa de Cllima y Energía de WWF España

Una delegación de WWF estará presente en la Cumbre del Clima en Bonn.

Los políticos no van a estar solos. Vamos a estar ahí, junto todos aquellos ciudadanos que se nos unan, llevando nuestro mensaje hasta las mesas de decisión. Nuestro equipo ha creado un HUB de WWF junto al lugar donde se celebrarán las reuniones.

Empezamos el sábado 4 de noviembre, antes del inicio de la Cumbre, con una manifestación pidiendo «Justicia Climática» en las calles de Bonn, y nuestro trabajo continuará durante la semana las semanas siguientes hasta que culmine la cumbre. 


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ONU: el terrorismo hoy en el mundo. Balance trágico.

Secretario General destaca que el terrorismo representa “la negación y destrucción de los derechos humanos”

Secretario General de la ONU, António Guterres. Foto: ONU/Rick Bajornas

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16 de noviembre, 2017 — “El terrorismo es, básicamente, la negación y destrucción de los derechos humanos y la lucha contra éste nunca tendrá éxito si consiste en perpetuar el mismo rechazo y la misma destrucción”, afirmó hoy el Secretario General de la ONU durante una conferencia en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres.

António Guterres destacó que es necesario combatir el terrorismo para proteger las garantías fundamentales y que “nada, ninguna causa ni ningún agravio lo justifica”.

“Nada puede excusar los ataques indiscriminados contra civiles, la destrucción sin sentido de vidas y medios de subsistencia, y crear pánico en beneficio propio”, añadió.

El titular de la ONU destacó que actualmente ningún país es inmune al terrorismo y que éste se ha convertido en un peligro sin precedentes para la paz, la seguridad y el desarrollo internacional.

A su vez, esa amenaza continúa aumentando de una forma cada vez más compleja y usa nuevos procedimientos.

“¿Cómo no horrorizarse ante camiones y automóviles que embisten a multitudes pacíficas con la intención de mutilar y matar? Esto ocurrió aquí en las calles de Londres, pero también en Jerusalén, en Barcelona y, más recientemente, en Nueva York.”, dijo.

Guterres cifró en al menos 11.000 el número de atentados terroristas cometidos el año pasado en 100 países. Esos ataques causaron 25.000 muertos y 33.000 heridos.

A continuación, el Secretario General destacó que el terrorismo no debe asociarse a ninguna religión, etnia o raza y enumeró cinco prioridades en la lucha contra ese fenómeno.

Entre ellas dijo que es necesaria una cooperación internacional antiterrorista mucho más sólida, prestar atención continua en los métodos de prevención ante esa amenaza y defender los derechos humanos y el estado de derecho como la forma más segura de prevenir el círculo vicioso de inestabilidad y resentimiento.


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ONU: debe cesar el bloqueo humanitario contra el Yemen.

La ONU llama al levantamiento inmediato del bloqueo humanitario en Yemen

Este bebé es atendido por desnutrición aguda severa en el Hospital Al-Thawra de Hodeidah (Yemen). Foto: UNICEF/Abdoo Al-Karim

16 de noviembre, 2017 — Frente a las necesidades humanitarias en Yemen, el levantamiento parcial del bloqueo por parte de la coalición saudí no es suficiente, declararon este jueves varios líderes de las Naciones Unidas.

Desde principios de noviembre, el cierre de los puertos terrestres, marítimos y aéreos ha empeorado las condiciones de vida de millones de yemeníes, que no reciben la asistencia humanitaria que tanto requieren.

“Si no tratamos a los 150.000 niños malnutridos, podrían morir en los próximos meses”, advirtieron hoy los directores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Se estima que más de 20 millones de personas, incluidos más de 11 millones de niños, necesitan ayuda humanitaria de emergencia.

La comunidad humanitaria expresó hoy su indignación en una declaración conjunta y urgió a la coalición a reabrir inmediatamente los puertos a los cargos comerciales y humanitarios.

“Necesitamos que se abran todos los puntos principales para servir a los más de 7 millones de personas que alimentamos cada mes, y que dependen enteramente de las agencias humanitarias”, dijo Georges Khoury, el responsable de OCHA en el país, en una entrevista por teléfono con Noticias ONU.

No solamente alimentos, sino también medicinas y combustibles se requieren de manera urgente.

“Sin combustible, no podremos llevar los alimentos a los que los necesitan”, explicó Khoury. “Si el combustible llegara a faltar en unos días, sería una catástrofe humanitaria”, advierte.

Otra de las graves consecuencias del bloqueo es la aparición de la difteria en el país. Más de un millón de niños corren el riesgo de contraer la enfermedad, informan las agencias.

El Yemen continúa sufriendo el mayor brote de cólera del mundo. Según las últimas cifras, el número de casos podría elevarse a un millón a finales de año.


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La actitud del Papa en favor del desarme nuclear.

México, el Vaticano y la inspiración del Papa al tratado anti-nuclear

La historia desconocida de cómo el Papa inspiró a un diplomático mexicano y del apoyo secreto de la Santa Sede en los primeros pasos del movimiento que llevó a las Naciones Unidas a declarar moralmente ilícita la tenencia de armas nucleares

México, el Vaticano y la inspiración del Papa al tratado anti-nuclear

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Pubblicato il 16/11/2017
Ultima modifica il 16/11/2017 alle ore 15:30
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ
CIUDAD DEL VATICANO

En julio, las Naciones Unidas acordaron prohibir las armas nucleares, en un tratado suscrito por 122 países. Un paso histórico, producto de un movimiento civil ganador también del Premio Nobel. Apenas pocos años atrás, cuando pocos lo creían posible, un puñado de diplomáticos soñaron con hacerlo realidad. Emprendieron una batalla de largo aliento, contra todos los pronósticos. Uno de ellos es mexicano. Se llama Jorge Lomónaco Tonda. Inspirado por el Papa, cumplió una misión secreta al Vaticano y logró el apoyo necesario para empujar una parte del proceso que llevó al mundo a decirle no a las armas de destrucción masiva.

 

Corría el año 2015. En gran sigilo llegó hasta Roma el entonces representante de México ante los organismos internacionales establecidos en Ginebra, Suiza. Fue una visita relámpago, permaneció en la ciudad apenas un día. ¿Su objetivo? Sostener reuniones en la Santa Sede. Bajo el brazo llevaba una propuesta concreta: Buscaba el consenso para plasmar, en una declaración de la ONU, el pensamiento de Francisco sobre las armas nucleares.

 

Logró su cometido, no sin dificultades. Uno de los funcionarios eclesiásticos con quienes se entrevistó le anticipó: “Se le va a trabar… pero aquí”. Se refería a la misma Santa Sede. Y, para evitar cualquier dificultad, le dio su correo electrónico. “Si tiene algún problema, escriba”, le pidió. Y así ocurrió. Al primer escollo escribió un mensaje y en el lapso de dos horas la crisis quedó solucionada.

 

Con ese apoyo, el embajador Lomónaco y el representante austríaco, Thomas Hajnoczi, impulsaron una primera declaración. “¿Cómo la van a hacer votar sin ellos?”, le preguntaban en Ginebra. “Ellos” eran los países tenedores de bombas nucleares. Las más importantes potencias del mundo (Rusia, Estados Unidos, Inglaterra, China, Francia y otros). Eso no impidió que sumasen a otros países: Costa Rica, Ecuador, Ghana, Irán, Irlanda, Nigeria, Filipinas, Sudáfrica, Trinidad y Tobago, Malawi, Liberia, Namibia, Uganda y Zambia.

 

Así se llevó al pleno de la Asamblea General un borrador de declaración, aprobado el 21 de octubre de 2015. En él se pedía, por primera vez, un “desarme completo y general” y se condenaba no sólo el uso de las bombas, sino también su tenencia. “Debido a su naturaleza indiscriminada y su potencial aniquilador para la humanidad, las armas nucleares son intrínsecamente inmorales”, indicó en el apartado (i).

 

Aquel documento era ya un éxito, pero el movimiento no quedó allí. La declaración se convirtió en la base para preparar el posterior Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, aprobado finalmente el 7 de julio de 2017.

 

“Con el embajador Lomoónaco trabajamos juntos cuando estuve en Ginebra para empujar este nuevo tratado que prohíbe estas armas nucleares”, confirmó al Vatican Insider Silvano Maria Tomasi, observador permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas de 2003 al 2016. El arzobispo es ahora secretario del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral del Vaticano.

 

“México fue uno de los primeros países con los cuales trabajamos juntos para crear dentro de la comunidad internacional en las Naciones Unidas, primero la decisión de ir adelante con un nuevo tratado y segundo escribir este tratado, hacerlo votar en la asamblea general”, añadió en entrevista.

 

Aquella declaración de 2015 fue reconocida públicamente por el Papa. “Recientemente, a través de una votación histórica en la sede de la ONU, la mayor parte de los miembros de la comunidad internacional ha establecido que las armas nucleares no son solamente inmorales sino que deben también considerarse un ilegítimo instrumento de guerra”, dijo Francisco el pasado 10 de noviembre, al recibir a un grupo de expertos en el tema entre los cuales se encontraba Lomónaco.

 

 

Todos ellos habían llegado hasta el Vaticano para participar en el simposio “Perspectivas para un mundo libre de armas nucleares y por un desarme integral”. Organizado por Tomasi y su dicasterio, el encuentro convocó incluso a 11 Premios Nobel de la Paz. El diplomático mexicano, desde hace pocas semanas embajador ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), fue uno de los pocos representantes de país en ser invitados a dirigirse ante el pleno. El otro fue el austríaco Hajnoczi.

 

Durante su presentación, la tarde del viernes 10 en el Aula Nueva del Sínodo, Lomónaco fue señalado con uno de los “hombres clave” en el impulso del tratado contra las armas nucleares. En su exposición, repasó algunos detalles de las negociaciones que llevó al tratado. Reconoció que el texto tiene sus críticos, pero aclaró que el mismo nunca tuvo la intención de destruir las armas en sí, sino que fue pensado como un “primer paso”, una declaración de principios.

 

 

“La paz y el desarme nuclear son como un rompecabezas, cuando completemos este rompecabezas vamos a disfrutar de un mundo sin armas nucleares. Este tratado es una pieza, el de no proliferación es otra pieza, hay que seguir juntando piezas. Faltan muchas piezas importantes todavía, como un sistema de eliminación, otro de verificación, etcétera”, precisó.

 

Tras la firma del tratado en julio, se han abierto nuevos desafíos. ¿El más importante? Buscar una agenda común hacia el desarme total. “La Santa Sede se ha vuelto más explícita en el afirmar que la posesión de las armas atómicas no es aceptable. Continuamos en esta línea para hacer entender las razones de esta posición y después para mostrar lo más objetivamente posible que las consecuencias, para el bien de la familia humana, son tales que las personas de buena voluntad no podemos aceptar esta situación, independientemente del credo religioso”, dijo Tomasi.

 

“El Papa ha reforzado esta línea diciendo que no es aceptable que tantos recursos sean destinados para construir bombas atómicas, cuando se necesita reforzar la sociedad civil con más educación, más escuelas, más hospitales e incluir en la economía los grupos marginales. Francisco también nos dice que las consecuencias humanitarias de un potencial uso de la bomba atómica son tan destructivas de personas y del ambiente, que la vida en el planeta se vuelve imposible. El camino del futuro es eliminar estas armas”, insistió.


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Los Rohingya y la proxima visita del Papa a Myanmar y Bangladesh

La tragedia de los Rohinyá; expectativa por las palabras y gestos del Papa

Las Iglesias local y el gobierno pidieron no nombrar explícitamente a la minoría musulmana perseguida. Todos estarán muy pendientes sobre el discurso a las autoridades políticas de Myanmar

Niños en un campo de refugiados para los Rohinyá

Pubblicato il 16/11/2017
Ultima modifica il 16/11/2017 alle ore 16:11
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO

A finales de noviembre Francisco partirá hacia Myanmar y Bangladesh. En el primer país se encontrará con una democracia frágil y con un problema diplomático. El pasado 27 de agosto, durante el Ángelus, el Papa Bergoglio pronunció un fuerte llamado a favor de esa que, según la ONU, es una de las minorías más perseguidas del mundo: los Rohinyá, grupo étnico de religión musulmana que vive en Myanmar. «Han llegado tristes noticias sobre la persecución de la minoría religiosa de nuestros hermanos Rohinyá —dijo el Pontífice. Todos nosotros pidamos al Señor que los salve y suscite hombres y mujeres capaces de salvarlos y que les ofrezcan su ayuda».

 

Ahora, mientras se aproxima el viaje, la Iglesia birmana le ha pedido al Papa que no pronuncie el nombre de los Rohinyá durante su viaje. «No es prudente que el Papa pronuncie en suelo birmano el término Rohinyá —afirmó el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de de Yangon, en un informe sobre la situación del país— porque podría provocar reacciones descompuestas por parte de los grupos nacionalistas budistas. Y sobre la cuestión de la minoría musulmana oprimida, al lideresa Aung San Sus Kyi está haciendo lo posible y cuenta con el apoyo total de la Iglesia católica». También la presidencia birmana recomendó lo mismo al Vaticano.

 

Francisco nunca ha tenido escrúpulos frente a las injusticias y hasta el último siempre existe la posibilidad para cambiar las cosas (se puede recordar lo que sucedió en Armenia cuando decidió añadir una referencia explícita al «genocidio» de 1915, que no se encontraba en el texto preparado para la ocasión), pero la línea que parece prevalecer es la de hablar claramente frente a las autoridades de ese país sobre los derechos de las minorías, incluso sin pronunciar la palabra Rohinyá para no provocar involuntariamente. Después de Myanmar, en donde estará del 27 al 30 de noviembre, Francisco irá a Bangladesh, en donde se encuentran cientos de miles de Rohinyá, que huyeron de Myanmar en agosto de este año. No se puede excluir que el Papa quiera reunirse con algunos de ellos y, de esta manera, demostrar su cercanía y la de toda la Iglesia católica hacia esta minoría perseguida y que s esa visto obligada a huir y sobrevivir en condiciones precarias. Como ya sucedió en otras ocasiones, la fuerza de un gesto y de un abrazo podrían tener más forza que muchas palabras.

 

Este artículo fue publicado en la edición de hoy del periódico italiano «La Stampa».