Loiola XXI

Lugar de encuentro abierto a seguidor@s de S. Ignacio de Loyola esperando construir un mundo mejor


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Hoy los 50 años de sacerdocio del Papa Francisco.

Las felicitaciones por el 50º sacerdocio del Papa, siervo del pueblo de Dios

El mundo está reunido en torno a Francisco, que ha alcanzado la meta de medio siglo de vida sacerdotal. La Diócesis de Roma, en particular, agradece afectuosamente al Papa y reza por este aniversario. El Cardenal De Donatis afirma: “Nos conduce de la mano por los caminos del hombre, ‘misericordiando’, con una mirada de amor y ternura”.

Alessandro De Carolis – Ciudad del Vaticano

Si hay un riesgo del que un sacerdote debe protegerse, es el de la falta de atención a la llama que un día misteriosamente ardió su corazón. El Papa lo ha convertido en un punto de constante vigilancia y apelación al clero de todas las latitudes. Cualquier cosa puede pasar, pero sin olvidar el primer amor. Si incluso el cansancio aplasta y la desilusión devora la esperanza, un sacerdote -dijo y repite Francisco – debe volver siempre “a aquel punto luminoso” en el que la gracia de Dios lo tocó “al principio del camino”. Porque “es de esa chispa que puedo encender el fuego para el hoy”.

A lo largo de los caminos del hombre

El Papa desde el fin del mundo no ha olvidado esta necesidad esencial y hoy la Iglesia universal y los líderes mundiales que le dirigen saludos y agradecimientos, tienen ante sí a este siervo del pueblo de Dios. Un hombre y un sacerdote que “nos lleva de la mano por los caminos del hombre, ‘misericordiando’, con una mirada de amor y ternura”, escribe el Cardenal Vicario Angelo De Donatis en nombre de la Diócesis de Roma, la Diócesis del Papa.

Para usted la oración de todos

En el afecto expresado por la Urbe está el eco del amor del Orbe, del sentimiento más genuino de las comunidades de creyentes y también de tanta admiración por parte de los no cristianos, que sin embargo aprecian el esfuerzo de un constructor de puentes que impide, en tiempos de muros, que la moneda de la misericordia acabe fuera de camino. Que toca la carne de Cristo que a menudo repele a los cristianos. “Por usted -escribe de nuevo el Cardenal De Donatis- la oración de los pequeños, de los hijos de nuestras comunidades, se eleva a Dios, a quienes usted bendice con el afecto de Padre. La oración de los pobres, a quienes ama de manera privilegiada, se eleva al Señor por usted; la oración de los ancianos y de los enfermos, que ofrecen sus sufrimientos por la Iglesia. Para usted es la oración de los jóvenes, impulsados por su entusiasmo misionero; y de las familias, llamadas a vivir la Alegría del Amor. Para usted es la oración de todos nosotros, listos a llevar el Evangelio de la alegría.

El sacerdote y el sentido de la vida

Un Evangelio puede tener voz mientras el alma de un sacerdote siga siendo un brasero, que se alimenta de Cristo y lo dona “en salida”, con prudencia y audacia, enseña a Francisco. Un hombre descentralizado, el sacerdote, porque el “sentido de nuestra vida”, recuerda el Papa, reside en que “mi cuerpo se ofrece como sacrificio por ustedes”. Allí donde vive también la mayor felicidad.


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Felicitación de los Cardenales al Papa en el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal.

Foto de archivoFoto de archivo 

Saludo del Decano del Colegio Cardenalicio por los 50 años de sacerdocio de Francisco

El Cardenal Angelo Sodano, Decano del Colegio Cardenalicio junto con todos los cardenales residentes en Roma se unen al Sumo Pontífice por su 50 aniversario de sacerdocio en acción de gracias a Dios

Ciudad del Vaticano

Con motivo de los cincuenta años de sacerdocio del Papa Francisco, Su Eminencia el Cardenal Angelo Sodano envió su mensaje de felicitación al Santo Padre en nombre de todo el Colegio Cardenalicio. Los purpurados se estrechan en torno al Papa Francisco para unirse en acción de gracias al Señor por la gracia de aquel “el 13 de diciembre de 1969”, cuando el joven Jorge Mario Bergoglio, de casi 33 años de edad, fue ordenado sacerdote.

Los cardenales se unen al Papa para rendir gracias a Dios

Hoy brota espontáneo del corazón el antiguo canto del “Te Deum” que desde hace siglos ha resuena en la Iglesia para dar gracias a Dios por los beneficios recibidos de Él”, escribe el purpurado.  Y es con ese espíritu que “los Cardenales residentes en Roma” quieren unirse al Pontífice que hoy “glorifica a Dios por el gran don del sacerdocio, recibido hace cincuenta años, en un día como hoy, de manos del difunto Arzobispo de Córdoba, Mons. Ramón José Castellano, mientras estaba rodeado del afecto de sus queridos familiares y de sus hermanos de la Compañía de Jesús”.

La vocación es el misterio de la elección divina

En 1992 – recuerda Sodano – el Santo Pontífice Juan Pablo II lo llamó al episcopado y se hizo realidad también en usted lo que el gran Papa escribió sobre el origen de su sacerdocio, en el conocido libro titulado “Don y misterio”. Allí el Santo Pontífice escribió: “En su dimensión más profunda, toda vocación sacerdotal es un gran misterio”, es el misterio de la elección divina.

“Gracias por su generoso servicio diario a la Santa Iglesia de Dios”

“Santo Padre – escribe aún el Decano del Colegio cardenalicio – desde hace más de seis años usted lleva a cabo su ministerio en la forma más elevada, como la del Episcopado en la Cátedra de Pedro. Pero sabemos bien que la raíz de todo esto fue su “Sí” al Señor en ese día hace ya cincuenta años”.

Finalmente en nombre de todos los hermanos cardenales, el Cardenal Sodano le asegura, en esta “feliz ocasión” la oración constante y el compromiso diario de todos ellos “de sostenerlo en la elevada misión que el Señor le ha confiado”.

En esta feliz ocasión de su cincuentenario de sacerdocio, en nombre de todos los hermanos cardenales, le deseo todo bien, con el más sincero agradecimiento por su generoso servicio diario a la Santa Iglesia de Dios.


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Diciembre 13: aniversario 50 ordenación sacerdotal del Papa

Papa Francisco, 50 años de sacerdocio: al servicio de Dios y de su pueblo

Una vocación nacida en la experiencia del perdón de Dios que para Francisco se ha transformado en vida sacerdotal para donar con alegría y sencillez. El sacerdote, afirma el Papa, vive en medio de la gente con el corazón misericordioso de Jesús.

Sergio Centofanti – Ciudad del Vaticano

Han pasado 50 años. Era el 13 de diciembre de 1969: Jorge Mario Bergoglio, sólo cuatro días antes de cumplir 33 años, fue ordenado sacerdote. Su vocación se remonta al 21 de septiembre de 1953, en la memoria de San Mateo, el publicano convertido por Jesús: durante una confesión tuvo una profunda experiencia de la misericordia de Dios. Fue una alegría inmensa que lo lleva a tomar una decisión «para siempre»: ser sacerdote.

Es tiempo de misericordia

Es precisamente la Divina Misericordia la que caracteriza toda su vida sacerdotal. Los sacerdotes -afirma- sin hacer ruido dejan todo para dedicarse a la vida cotidiana de las comunidades, dando a los demás su propia vida, «se conmueven ante las ovejas, como Jesús, cuando veía a las personas cansadas y agotadas como ovejas sin pastor». Así, a imagen del buen Pastor, el sacerdote es hombre de misericordia y de compasión, cercano a su gente y servidor de todos. Éste es un criterio pastoral que quisiera subrayar bien: la cercanía. La proximidad y el servicio, pero la proximidad, la cercanía… Quien sea que se encuentre herido en su vida, de cualquier modo, puede encontrar en él atención y escucha… ¡Se necesita curar las heridas, muchas heridas! Este -recuerda – es el tiempo de la misericordia (Discurso a los párrocos de Roma, 6 de marzo de 2014).

Hombre de la Eucaristía: en el centro está Jesús

El sacerdote – dice Francisco – es un hombre descentrado de sí mismo, porque al centro de su vida no está él sino Cristo. Por esto agradece a los sacerdotes por la celebración cotidiana de la Eucaristía: “En la celebración eucarística encontramos cada día nuestra identidad de pastores. Cada vez podemos hacer verdaderamente nuestras las palabras de Jesús: «Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros». Este es el sentido de nuestra vida, son las palabras con las que, en cierto modo, podemos renovar cotidianamente las promesas de nuestra ordenación”.  (Homilía para el Jubileo de los sacerdotes, 3 junio 2016)

La vida sacerdotal en el confesionario

Al servicio de Dios y de su pueblo, el sacerdote desarrolla una parte importante de su misión en el confesionario, donde puede dispensar el exceso de la misericordia de Dios. Exhorta a los sacerdotes a no ser rigoristas ni laxista. “Que haya diferencias de estilo entre los confesores es normal, pero estas diferencias no pueden referirse a la esencia, es decir, a la sana doctrina moral y a la misericordia”. Ni el laxista ni el rigorista se hacen cargo de la persona que encuentran. “El rigorista se lava las manos: en efecto, la clava a la ley entendida de modo frío y rígido”. También el laxista, “se lava las manos: sólo aparentemente es misericordioso, pero en realidad no toma en serio el problema de esa conciencia, minimizando el pecado. La misericordia auténtica se hace cargo de la persona, la escucha atentamente, se acerca con respeto y con verdad a su situación, y la acompaña en el camino de la reconciliación”. (Discurso a los párrocos de Roma, 6 de marzo de 2014)

La oración, María y la lucha contra el diablo

El sacerdote – subraya el Papa – es en primer lugar hombre de oración. Es de la intimidad con Jesús que brota la caridad.  Es la unión con Dios que hace vencer las innumerables tentaciones del mal. El diablo existe, no es un mito – recuerda a menudo – es astuto, mentiroso, engañador. Francisco invita a mirar a María, a rezar el Rosario cada día, sobre todo en este periodo, para proteger a la Iglesia de los ataques del diablo que quiere traer división. “Mirar a María es volver a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño”.  (Carta a los sacerdotes en el 160° aniversario de la muerte del Cura de Ars)

Los pobres y el juicio final

La espiritualidad del sacerdote se encarna en la realidad de la vida cotidiana – observa Francisco – y se convierte en una voz profética frente a la opresión que pisotea a los pobres y a los débiles: la Iglesia «no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia»., relegando la religión, como algunos quisieran, “a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional” (Evangelii gaudium, 183) porque el Reino de Dios inicia aquí en la tierra y es aquí que encontramos a Jesús: el juicio final se centrará precisamente en lo que hemos hecho a Cristo en los pobres, en los enfermos, en los extranjeros, en los encarcelados (Mt 25). Seremos juzgados por el amor: pero no puede haber amor sin justicia, como decía San Juan Pablo II.

Sacerdotes que dan la vida y el escándalo de los abusos

El Papa no calla sobre la «monstruosidad» de los abusos cometidos por los sacerdotes, repite siempre su cercanía a las víctimas, pero también piensa en los muchos buenos sacerdotes que soportan la carga de los crímenes que no han cometido: “sería injusto no reconocer a tantos sacerdotes que, de manera constante y honesta, entregan todo lo que son y tienen por el bien de los demás”. Esos sacerdotes que “hacen de su vida una obra de misericordia en regiones o situaciones tantas veces inhóspitas, alejadas o abandonadas incluso a riesgo de la propia vida”. El Papa les agradece por el “valiente y constante ejemplo” e invita a nos desalentarse porque  “el Señor está purificando a su Esposa y nos está convirtiendo a todos a Sí”.(Carta a los sacerdotes en el 160 aniversario de la muerte del Cura de Ars).

El cansancio bueno de los sacerdotes

“Sabéis cuántas veces pienso en esto: en el cansancio de todos vosotros? Pienso mucho y ruego a menudo, especialmente cuando el cansado soy yo. Rezo por los que trabajáis en medio del pueblo fiel de Dios que os fue confiado, y muchos en lugares muy abandonados y peligrosos. Y nuestro cansancio, queridos sacerdotes, es como el incienso que sube silenciosamente al cielo. Nuestro cansancio va directo al corazón del Padre”. Es un cansancio bueno aquel que viene del estar en medio de la gente: “Es el cansancio del sacerdote con olor a oveja”, con la conciencia de que “solo el amor descansa” (Homilía en la Misa Crismal, 2 de abril 2015)

Homilías breves que hacen arder los corazones

La importancia de la homilía ha sido subrayada muchas veces por Francisco, que exhorta encarecidamente a los sacerdotes a que la preparen bien. Invita a dar breves homilías que no sean ni un espectáculo ni una lección de adoctrinamiento: debemos ser capaces de decir «palabras que hagan arder los corazones» con un lenguaje positivo: no diciendo tanto lo que no debemos hacer sino proponiendo lo que podemos hacer mejor: «Una predicación positiva siempre da esperanza, orienta hacia el futuro, no nos deja encerrados en la negatividad». (Evangeli gaudium, 159).

El humorismo de los sacerdotes

«El santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor», recuerda el Papa a los sacerdotes. Es una alegría que viene de la unión con Jesús y de la fraternidad. «El sentido del humor es una gracia que pido todos los días» – dijo en noviembre de 2016 en una entrevista concedida a TV2000 – porque «el sentido del humor te alivia, te hace ver lo temporal de la vida y tomar las cosas con un espíritu de alma redimida. Es una actitud humana, pero es la más cercana a la gracia de Dios”.

La llamada del Papa a los fieles: apoyar a los sacerdotes

El Papa Francisco pide a los sacerdotes que estén siempre cerca de la gente, pero al mismo tiempo pide a los fieles que apoyen a los sacerdotes: » Queridos fieles, acompañen a sus sacerdotes con el afecto y la oración, para que sean siempre Pastores según el corazón de Dios.» (Homilía para la Misa Crismal, 28 de marzo de 2013).


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50 aniversario ordenación sacerdotal del Papa (El 13 dic.)

Diócesis de Roma: oración por el 50º aniversario de sacerdocio del Papa

El 13 de diciembre es el aniversario de ordenación sacerdotal del Papa, intención que será recordada en todas las Misas de este domingo 8 de diciembre, durante la oración de los fieles. El Cardenal Vicario para la Diócesis de Roma, Angelo De Donatis, ha enviado una Carta para esta ocasión: “Demos gracias al Señor por estos 50 años de ministerio, de los cuales 27 de episcopado”.

Ciudad del Vaticano

“Por el Papa Francisco, que el próximo 13 de diciembre celebra el cincuentenario de ordenación sacerdotal: que el Señor, que lo ha llamado a ser administrador de los Santos Misterios y Obispo de Roma, lo guíe y lo sostenga con la gracia de su Espíritu y le done el consuelo que proviene de la oración de toda la Iglesia. Oremos”. Este es el texto de la oración de los fieles que mañana, domingo 8 de diciembre, se rezará en todas las Misas en todas las iglesias de la Diócesis de Roma, con ocasión del quincuagésimo aniversario de sacerdocio del Papa Francisco. Jorge Mario Bergoglio recibió su ordenación sacerdotal el 13 de diciembre de 1969 con la imposición de las manos del Arzobispo de Córdoba, Monseñor Ramón José Castellano.

La Carta del Cardenal De Donatis

El Cardenal Angelo De Donatis, Vicario del Papa para la Diócesis de Roma, ha escrito una Carta con motivo del importante aniversario. “Demos gracias al Señor por estos 50 años de ministerio, de los cuales 27 de episcopado”, así comienza la misiva del Cardenal y luego continúa dirigiéndose a los sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y a los fieles de la diócesis: “Todos tenemos en la mente y en el corazón la imagen del 13 de marzo de 2013, cuando se presentó al mundo, el Papa pidió por primera vez que rezáramos por él. Recordamos ese silencio repentino, cuando, mirando nuestra ciudad, se inclinó para recibir la bendición del Cielo por intercesión del pueblo de Dios: un silencio, un gesto, una oración unánime, fuerte, de familia”. El Cardenal De Donatis también recuerda cómo la petición de oración es constante en los discursos del Santo Padre. “Por favor, no se olviden de rezar por mí”. Estas son las palabras finales de cada domingo, desde la ventana del Ángelus, de cada encuentro, de cada momento. Así, toda la comunidad diocesana de Roma se reúne junto a su Obispo y reza por él.


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Seminaristas en España actualmente. Datos estadísticos.

España: Un 24% más de seminaristas ordenados sacerdotes

La Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades de España en el marco de la celebración de la Fiesta de San José y el Día del Seminario, dio a conocer el incremento de un 24% más de seminaristas ordenados sacerdotes.

Renato Martinez – Ciudad del Vaticano

“El seminario, misión de todos” es el lema de este año para el Día del Seminario en España, jornada que se celebra el 19 de marzo, solemnidad de San José. En el marco de esta celebración, la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades hace públicos los datos de seminaristas mayores y menores, correspondientes al curso 2018-2019.

Un 24% más de seminaristas ordenados sacerdotes

Según la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, 135 seminaristas fueron ordenados sacerdotes en 2018, 26 más que en 2017 (109), lo que supone un incremento del 24%. Asimismo, el informe señala que, Madrid es la diócesis con mayor número de ordenaciones, 14. Le siguen Valencia (10); Toledo (8); Sevilla y Alcalá de Henares (7); y Cartagena y Zaragoza (6).

Además, se señala que, en los seminarios mayores hay actualmente 1.203 aspirantes al sacerdocio, 60 menos que en el curso anterior (1.263). En el curso 2018-2019 han ingresado 236 nuevos seminaristas. El número de abandonos ha disminuido de 152 (2017-2018) a 123 (2018-2019), lo que supone cerca del 20% menos.

918 seminaristas menores

Asimismo, la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades señala que, el número total de seminaristas menores en el curso 2018-2019 es de 918 (1.061 el curso pasado). 29 seminaristas menores han pasado este curso del seminario menor al mayor.

“El seminario, misión de todos”

Con el lema: “El seminario, misión de todos”, la Conferencia Episcopal Española quiere poner énfasis en que “todos somos responsables de la pastoral de la llamada” y porque “requiere la participación activa de todos los cristianos como miembros del Cuerpo de Cristo”. En la reflexión teológica pastoral publicada por la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades para esta jornada se destaca la importancia del acompañamiento y de la formación sacerdotal que “es una tarea permanente. Se trata de una necesidad imprescindible e irrenunciable a nuestro ministerio”.

De hecho, la Conferencia Episcopal lleva dos años trabajando en el nuevo “Plan de Formación sacerdotal” para adecuar la formación en los seminarios a las directrices que ha marcado la Congregación para el clero en la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis. El Don de la vocación presbiteral. También es “misión de todos” rezar por los seminaristas y colaborar en su preparación para el sacerdocio. Dos objetivos que desde el año 1935 se viene promoviendo durante el Día del Seminario.


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Discurso del Papa a los sacerdotes de Valencia (España)

Pope Francis presides a Mass with Priestly OrdinationsPope Francis presides a Mass with Priestly Ordinations  (ANSA)

Discurso del Papa: El sacerdote, hombre obediente, de oración y libre en Cristo

El Papa recibió en Audiencia a miembros y sacerdotes de la Archidiócesis de Valencia, acompañados por el arzobispo, el cardenal Antonio Cañizares Llovera. En el discurso que les dirigió se centró en la figura del sacerdote, y los exhortó a ser hombres de oración, obedientes y libres en Cristo, así como enseñara san Vicente Ferrer

Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano

El Papa Francisco recibió en el mediodía del 21 de setiembre a un grupo de sacerdotes y miembros de la Curia de la Arquidiócesis de Valencia, acompañados por su Arzobispo, el cardenal Cañizares Llovera.

En su discurso el Papa Francisco recordó que este año Valencia celebra el jubileo de san Vicente Ferrer, quien trabajara y se empeñara por la unidad en la comunidad eclesial. Y se centró en tres propuestas del santo a los sacerdotes, “tres medios fundamentales”, para conservar la amistad y la unión con Jesucristo.

“El primero es la oración, como alimento de todo sacerdote; el segundo, la obediencia a la vocación de la predicación del Evangelio a toda criatura;  y el tercero, la libertad en Cristo, para poder así beber el cáliz del Señor en cualquier circunstancia (cf. Mt 20,22).”

El sacerdote hombre de oración

El sacerdote es hombre de oración, – dijo el Papa – porque la vida interior del sacerdote repercute en toda la iglesia, empezando por sus fieles. “Rezar es la primera tarea del obispo y del sacerdote. De esta relación de amistad con Dios se recibe la fuerza y la luz necesaria para afrontar cualquier apostolado y misión, pues el que ha sido llamado se va identificando cada vez más con los sentimientos del Señor y así sus palabras y hechos rezuman ese sabor puro de amor de Dios”.

Obediencia a la vocación de la predicación del Evangelio a toda criatura

Al hablar del segundo aspecto, el de la obediencia para predicar el evangelio a toda criatura, Francisco puntualizó a los sacerdotes que el Señor llama al ministerio para ser sus “testigos ante el mundo”. “No somos propietarios de la Buena Noticia, ni ‘empresarios’ de lo divino,- les advirtió – , sino custodios y dispensadores de lo que Dios nos confía a través de su Iglesia”. Y esto, añadió, “supone una gran responsabilidad, pues conlleva preparación y actualización de lo aprendido y asumido”.

La libertad en Cristo

El último punto que tocó el Papa fue el de la unión con Cristo: “el sacerdote es libre en cuanto está unido a Cristo, y de Él obtiene la fuerza para salir al encuentro de los demás”, dijo. Y tras recordar la imagen de San Vicente sobre la iglesia en salida, reiteró que la llamada al testimonio conlleva la «actitud» de salida “de ir al encuentro del hermano”, inclusive en el despacho de la curia.

Agradecimiento del Papa por la acogida a los migrantes

A la Archidiócesis de Valencia que recibió a los migrantes llegados por el mar mediterráneo, Francisco dio las gracias por el ejemplo y testimonio, dado muchas veces – reconoció el Pontífice- con escasez de medios y de ayudas, y los animó a seguir llevando la presencia de Dios a tantas personas que la necesitan.

“Este es uno de los desafíos del sacerdote hoy: permanezcan libres de toda mundanidad; esta nos va enredando a este mundo y nos va alejando de Dios y de los hermanos, haciéndonos esclavos; y de ahí viene gran parte del anti-testimonio”. “Podemos preguntarnos – concluyó-:¿Cuáles son nuestras verdaderas riquezas? ¿Dónde tenemos puesto el corazón? ¿Cómo buscamos colmar nuestro vacío interior? Respondan en su interior y pongan los medios para que siempre se reconozcan pobres de Cristo, necesitados de su misericordia, para dar testimonio ante el mundo de Jesús, que por nosotros se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza”.

 


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El «no» a la ordenación sacerdotal de mujeres es doctrina definitiva. Comentario

El Prefecto de la Fe: el no a la ordenación de mujeres es “doctrina definitiva”

Un artículo del nuevo cardenal Ladaria responde a las objeciones y explica que la postura que tomó Juan Pablo II, de acuerdo con la tradición ininterrumpida de la Iglesia, no cambiará

El «neo-cardenal» Prefecto de la Fe, Ladaria

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Pubblicato il 29/05/2018
Ultima modifica il 29/05/2018 alle ore 20:05
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO

 

El título del artículo no deja lugar a dudas: “El carácter definitivo de la doctrina de «Ordinatio sacerdotalis». Sobre algunas dudas”. Lo firmó en “L’Osservatore Romano” el nuevo cardenal Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En el texto explica que la preclusión al sacerdocio femenino para la Iglesia católica es una decisión que no cambiará.

 

Ladaria recuerda que «los sacerdotes están configurados a Cristo sacerdote, de manera tal que puedan actuar en nombre de Cristo, cabeza de la Iglesia», y que «Cristo quiso conferir este sacramento a los doce apóstoles, todos varones, que, a su vez, lo han comunicado a otros hombres». También explica que La Iglesia se ha reconocido «siempre vinculada a esta decisión del Señor, la cual excluye que el sacerdocio ministerial pueda ser válidamente conferido a las mujeres».

 

Juan Pablo II, en la carta apostólica “Ordinatio sacerdotalis”, del 22 de mayo de 1994, misma que llegó después de la decisión de la Iglesia anglicana de permitir el sacerdocio femenino, «enseñó», con el objetivo de eliminar «cualquier duda sobre una cuestión de tan gran importancia que tiene que ver con la misma divina constitución de la Iglesia» y «en virtud de [su] ministerio de confirmar a los hermanos», que «la Iglesia no tiene de ninguna manera la facultad para conferir a las mujeres la ordenación sacerdotal y esta sentencia debe ser seguida definitivamente por todos los fieles de la Iglesia».

 

La Congregación para la Doctrina de la Fe, en respuesta a una duda sobre la enseñanza del documento wojtyliano, «ha insistido en que se trata de una verdad que pertenece al depósito de la fe». «En esta luz –escribe el arzobispo Ladaria– suscita seria preocupación ver surgir una vez más en algunos países rumores que ponen en duda» lo definitivo de esta doctrina. «Para sostener que no es definitiva, se argumenta que no fue definida “ex cathedra” y que, por lo tanto, una decisión posterior de un futuro Papa o de un concilio podría revocarla. Sembrando dudas se crea gran confusión entre los fieles, no solo sobre el sacramento de la orden como parte de la constitución divina de la Iglesia, sino también sobre el magisterio ordinario que puede enseñar de manera infalible la doctrina católica».

 

El Prefecto para la Doctrina de la Fe recuerda que, en primer lugar, en relación con el «sacerdocio ministerial, la Iglesia reconoce que la imposibilidad de ordenar a mujeres pertenece a la sustancia del sacramento de la orden. La Iglesia no cuenta con la capacidad para cambiar esta sustancia, porque es precisamente a partir de los sacramentos, instituidos por Cristo, que es generada como Iglesia. No se trata solamente de un elemento disciplinar, sino doctrinal, puesto que se relaciona con la estructura de los sacramentos, que son lugar originario del encuentro con Cristo y de la transmisión de la fe».

 

En su artículo, Ladaria subraya que «la diferencia de funciones entre el hombre y la mujer no implica en sí ninguna subordinación, sino un enriquecimiento mutuo. Se recuerde que la figura cumplida de la Iglesia es María, la Madre del Señor, que no recibió el ministerio apostólico. Se ve así que lo masculino y lo femenino, lenguaje original que el Creador inscribió en el cuerpo humano, son asumidos en la obra de nuestra redención».

 

«Precisamente la fidelidad al plan de Cristo sobre el sacerdocio ministerial –explica el Prefecto– permite, entonces, profundizar y promover cada vez más el papel específico de las mujeres en la Iglesia, puesto que, “en el Señor, ni el hombre es sin la mujer ni la mujer es sin el hombre” (1, Corintios, 11, 11). Además, se puede arrojar así una luz sobre nuestra cultura, a la que le cuesta comprender el significado y la bondad de la diferencia entre el hombre y la mujer, que toca también su misión complementaria en la sociedad».

 

Pero Ladaria observa también que las dudas planteadas sobre lo definitivo de “Ordinatio sacerdotalis” tienen «consecuencias graves también en la manera de comprender el magisterio de la Iglesia. Es importante insistir en que la infalibilidad no tiene que ver solo con pronunciamientos solemnes de un Concilio o del Sumo Pontífice cuando habla “ex cathedra”, sino también la enseñanza ordinaria y universal de los obispos esparcidos por el mundo, cuando se proponen, en comunión entre ellos y con el Papa, la doctrina católica que seguir definitivamente. A esta infalibilidad se refirió Juan Pablo II en “Ordinatio sacerdotalis”. Así él no declaró un nuevo dogma, sino, con la autoridad que le fue conferida como sucesor de Pedro, confirmó formalmente e hizo explícito, con el fin de eliminar toda duda, lo que el magisterio ordinario y universal ha considerado a lo largo de toda la historia de la Iglesia como perteneciente al depósito de la fe».

 

El Papa Wojtyla no actuó solo al redactar el documento. Había examinado la cuestión y había consultado previamente a los presidentes de las Conferencias Episcopales «que estaban seriamente interesadas en tal problemática. Todos, sin excepción, han declarado, con plena convicción, por la obediencia de la Iglesia al Señor –escribe Ladaria– que esta no posee la facultad para conferir a la mujer la ordenación sacerdotal».

 

El Prefecto de la Fe también recordó que sobre esta enseñanza «también insistió Benedicto XVI» y que el Papa Francisco ha vuelto a reflexionar sobre el argumento: «él, en su exhortación apostólica “Evangelii gaudium”, ha reafirmado que no se pone en discusión “el sacerdocio reservado a los hombres, como signo de Cristo esposo que se entrega en la Eucaristía”, y ha invitado a no interpretar esta doctrina como expresión de poder sino de servicio, para que se perciba mejor la igual dignidad de hombres y mujeres en el único cuerpo de Cristo».

 

En la conferencia de prensa, durante el vuelo de regreso de su viaje apostólico a Suecia, el primero de noviembre de 2016, el Papa Francisco insistió en que «sobre la ordenación de mujeres en la Iglesia católica, la última palabra la ha dado Juan Pablo II, y esta permanece».

 


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El cardenal Ladaria excluye la posibilidad de la ordenación sacerdotal femenina

El Prefecto de la Fe: el no a la ordenación de mujeres es “doctrina definitiva”

Un artículo del nuevo cardenal Ladaria responde a las objeciones y explica que la postura que tomó Juan Pablo II, de acuerdo con la tradición ininterrumpida de la Iglesia, no cambiará

El «neo-cardenal» Prefecto de la Fe, Ladaria

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Pubblicato il 29/05/2018
Ultima modifica il 29/05/2018 alle ore 20:05
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO

 

El título del artículo no deja lugar a dudas: “El carácter definitivo de la doctrina de «Ordinatio sacerdotalis». Sobre algunas dudas”. Lo firmó en “L’Osservatore Romano” el nuevo cardenal Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En el texto explica que la preclusión al sacerdocio femenino para la Iglesia católica es una decisión que no cambiará.

 

Ladaria recuerda que «los sacerdotes están configurados a Cristo sacerdote, de manera tal que puedan actuar en nombre de Cristo, cabeza de la Iglesia», y que «Cristo quiso conferir este sacramento a los doce apóstoles, todos varones, que, a su vez, lo han comunicado a otros hombres». También explica que La Iglesia se ha reconocido «siempre vinculada a esta decisión del Señor, la cual excluye que el sacerdocio ministerial pueda ser válidamente conferido a las mujeres».

 

Juan Pablo II, en la carta apostólica “Ordinatio sacerdotalis”, del 22 de mayo de 1994, misma que llegó después de la decisión de la Iglesia anglicana de permitir el sacerdocio femenino, «enseñó», con el objetivo de eliminar «cualquier duda sobre una cuestión de tan gran importancia que tiene que ver con la misma divina constitución de la Iglesia» y «en virtud de [su] ministerio de confirmar a los hermanos», que «la Iglesia no tiene de ninguna manera la facultad para conferir a las mujeres la ordenación sacerdotal y esta sentencia debe ser seguida definitivamente por todos los fieles de la Iglesia».

 

La Congregación para la Doctrina de la Fe, en respuesta a una duda sobre la enseñanza del documento wojtyliano, «ha insistido en que se trata de una verdad que pertenece al depósito de la fe». «En esta luz –escribe el arzobispo Ladaria– suscita seria preocupación ver surgir una vez más en algunos países rumores que ponen en duda» lo definitivo de esta doctrina. «Para sostener que no es definitiva, se argumenta que no fue definida “ex cathedra” y que, por lo tanto, una decisión posterior de un futuro Papa o de un concilio podría revocarla. Sembrando dudas se crea gran confusión entre los fieles, no solo sobre el sacramento de la orden como parte de la constitución divina de la Iglesia, sino también sobre el magisterio ordinario que puede enseñar de manera infalible la doctrina católica».

 

El Prefecto para la Doctrina de la Fe recuerda que, en primer lugar, en relación con el «sacerdocio ministerial, la Iglesia reconoce que la imposibilidad de ordenar a mujeres pertenece a la sustancia del sacramento de la orden. La Iglesia no cuenta con la capacidad para cambiar esta sustancia, porque es precisamente a partir de los sacramentos, instituidos por Cristo, que es generada como Iglesia. No se trata solamente de un elemento disciplinar, sino doctrinal, puesto que se relaciona con la estructura de los sacramentos, que son lugar originario del encuentro con Cristo y de la transmisión de la fe».

 

En su artículo, Ladaria subraya que «la diferencia de funciones entre el hombre y la mujer no implica en sí ninguna subordinación, sino un enriquecimiento mutuo. Se recuerde que la figura cumplida de la Iglesia es María, la Madre del Señor, que no recibió el ministerio apostólico. Se ve así que lo masculino y lo femenino, lenguaje original que el Creador inscribió en el cuerpo humano, son asumidos en la obra de nuestra redención».

 

«Precisamente la fidelidad al plan de Cristo sobre el sacerdocio ministerial –explica el Prefecto– permite, entonces, profundizar y promover cada vez más el papel específico de las mujeres en la Iglesia, puesto que, “en el Señor, ni el hombre es sin la mujer ni la mujer es sin el hombre” (1, Corintios, 11, 11). Además, se puede arrojar así una luz sobre nuestra cultura, a la que le cuesta comprender el significado y la bondad de la diferencia entre el hombre y la mujer, que toca también su misión complementaria en la sociedad».

 

Pero Ladaria observa también que las dudas planteadas sobre lo definitivo de “Ordinatio sacerdotalis” tienen «consecuencias graves también en la manera de comprender el magisterio de la Iglesia. Es importante insistir en que la infalibilidad no tiene que ver solo con pronunciamientos solemnes de un Concilio o del Sumo Pontífice cuando habla “ex cathedra”, sino también la enseñanza ordinaria y universal de los obispos esparcidos por el mundo, cuando se proponen, en comunión entre ellos y con el Papa, la doctrina católica que seguir definitivamente. A esta infalibilidad se refirió Juan Pablo II en “Ordinatio sacerdotalis”. Así él no declaró un nuevo dogma, sino, con la autoridad que le fue conferida como sucesor de Pedro, confirmó formalmente e hizo explícito, con el fin de eliminar toda duda, lo que el magisterio ordinario y universal ha considerado a lo largo de toda la historia de la Iglesia como perteneciente al depósito de la fe».

 

El Papa Wojtyla no actuó solo al redactar el documento. Había examinado la cuestión y había consultado previamente a los presidentes de las Conferencias Episcopales «que estaban seriamente interesadas en tal problemática. Todos, sin excepción, han declarado, con plena convicción, por la obediencia de la Iglesia al Señor –escribe Ladaria– que esta no posee la facultad para conferir a la mujer la ordenación sacerdotal».

 

El Prefecto de la Fe también recordó que sobre esta enseñanza «también insistió Benedicto XVI» y que el Papa Francisco ha vuelto a reflexionar sobre el argumento: «él, en su exhortación apostólica “Evangelii gaudium”, ha reafirmado que no se pone en discusión “el sacerdocio reservado a los hombres, como signo de Cristo esposo que se entrega en la Eucaristía”, y ha invitado a no interpretar esta doctrina como expresión de poder sino de servicio, para que se perciba mejor la igual dignidad de hombres y mujeres en el único cuerpo de Cristo».

 

En la conferencia de prensa, durante el vuelo de regreso de su viaje apostólico a Suecia, el primero de noviembre de 2016, el Papa Francisco insistió en que «sobre la ordenación de mujeres en la Iglesia católica, la última palabra la ha dado Juan Pablo II, y esta permanece».


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El Papa a la Unión apostólica del clero (UAC)

El Papa a la UAC: “Sean ministros dóciles a la acción del Espíritu, al servicio de la propia Iglesia l

 

“Se convierte en ministros para servir a la propia Iglesia particular, en la docilidad al Espíritu Santo y al propio Obispo y en colaboración con los demás presbíteros, pero con la conciencia de ser parte de la Iglesia universal, que va más allá de los límites de la propia diócesis”, lo dijo el Papa Francisco a los participantes en la Asamblea Internacional de la Confederación Unión Apostólica del Clero (UAC), a quienes recibió en audiencia, la mañana del 16 de noviembre en la Sala del Consistorio del Vaticano.

En su discurso, el Santo Padre animó y alentó a los miembros de la Unión Apostólica del Clero, a seguir el ejemplo de Cristo, Buen Pastor en el servicio al Evangelio. “En esta Asamblea están reflexionando sobre el ministerio ordenado ‘en, para y con la comunidad diocesana’. En continuidad con los encuentros anteriores, buscan focalizar el rol de los pastores en la Iglesia particular; y en esta relectura, la clave hermenéutica es la espiritualidad diocesana, que es espiritualidad de comunión según el modo de la comunión Trinitaria”.

El Obispo de Roma, citando la Carta Apostólica Novo millenium ineunte, recordó que, el gran desafío de este milenio es hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión y para ello, es necesario promover una espiritualidad de comunión. “Se convierte en experto de espiritualidad de comunión sobre todo gracias a la conversión a Cristo, a la dócil apertura a la acción de su Espíritu, y a la acogida de los hermanos. Sabemos muy bien que, la fecundidad del apostolado no depende sólo de la actividad y de los esfuerzos organizativos, que son necesarios, pero en primer lugar depende de la acción divina”.

Así mismo, el Pontífice señaló que, igual que en el pasado los santos son los más eficaces evangelizadores y puso en guardia a los ministros de no caer en la mundanidad espiritual. “La Jornada Mundial de oración para la santificación del Clero, que se celebra cada año en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, constituye una ocasión propicia para implorar del Señor el don de diligentes y santos ministros para su Iglesia. Para realizar este ideal de santidad, todo ministro ordenado está llamado a seguir el ejemplo del Buen Pastor que da la vida por sus ovejas”.

Además, el Papa Francisco precisó que, unido al camino de la espiritualidad está el empeño en la acción pastoral al servicio del pueblo de Dios, visible en el hoy y en lo concreto de la Iglesia local, como lo delinea el Decreto Conciliar Presbyterorum Ordinis, en el numeral 12. “Una Iglesia particular tiene un rostro, ritmos y opciones concretas; va servida con dedicación cada día, testimoniando la sintonía y la unidad que se vive y se desarrollada con el Obispo. El camino pastoral de la comunidad local tiene como punto de referencia imprescindible el plan pastoral de la diócesis, el cual se antepone a los programas de las asociaciones, de los movimientos y de cualquier grupo particular”.

Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco animó a los ministros a cultivar la comunión y la misión como dinámicas correlativas, dinámicas que los ministros deben tener presente en el servicio a su propia Iglesia particular, al propio Obispo y en colaboración con los demás presbíteros. “Si la misión es una propiedad esencial de la Iglesia, lo es sobre todo por aquel que, ordenado, está llamado a ejercitar el ministerio en una comunidad por su naturaleza misionera, y a ser educador en el mundo, no en la mundanidad, sino en el mundo. La misión, de hecho, no es una elección individual, debido a una generosidad individual o quizás a una desilusión pastoral, sino es una opción de la Iglesia particular que se hace protagonista en la comunión del Evangelio a todas las gentes”.

(Renato Martinez – SpC)


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Vaticano: la formación de los sacerdotes a examen.

El Papa discute sobre formación de sacerdotes con los encargados de los dicasterios

En la reunión se habló sobre el documento “El don de la vocación presbiterial” y se insistió en la preparación «humana integral» y no solo en la preparación académica. La importancia del discernimiento
AFP

La reunión “interdicasterial”

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Pubblicato il 13/11/2017
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO

Formación «humana integral» y atención al discernimiento. Se habló sobre vocaciones, formación en los seminarios y permanente del clero a las 9.30 de hoy, 13 de noviembre de 2017, en la Sala Boloña del Palacio Apostólico, en donde el Papa Francisco presidió una reunión entre los encargados de los dicasterios de la Curia romana. Es la llamada reunión “interdicasterial”, que se lleva a cabo por lo menos dos veces al año, con los cardenales, obispos y prelados que guían las Congregaciones y Pontificios Consejos.

 

El tema del día fue la formación de los nuevos sacerdotes, a partir de la “Ratio fundamentalis Institutionis Sacerdotalis”, el documento guía publicado por la Congregación del Clero en diciembre de 2016. Un texto que toma en cuenta el magisterio del Pontífice e insiste, precisamente, en la importancia de la formación humana integral y no solo la de la formación acacdémica. En las tres fases de la pastoral vocacional, de la formación de los seminaristas y de la permanente dirigida a quien ya es sacerdote, es importante «ser discípulos misioneros y pastores». El discipulado y la misión involucran a todos los bautizados, mientras ser pastores es específico del sacerdocio. Es importante, se subrayó, la formación humana integral y, por ende, también la formación afectiva para formar pastores capaces de vivir en medio de la gente y de compartir esperanzas, alegrías y heridas.

 

El documento, siguiendo el magisterio de Francisco (y en particular de la gran responsabilidad que la exhortación “Amoris laetitia” pone sobre los hombros de los sacerdotes, especialmente a la hora de acompañar las cada vez más frecuentes situaciones matrimoniales difíciles), insiste en la importancia del discernimiento y de la formación al discernimiento. Hace falta, efectivamente, una preparación adecuada a este acompañamiento hacia las personas casadas y los formadores de los futuros sacerdotes deben verificar si los seminaristas son capaces de asumir estas responsabilidades, que no prevén nunca soluciones de manuales o instrucciones, sino que exigen compromiso, compartir, capacidad para ensimismarse en las situaciones tan diferentes entre sí.

 

Se lee en el párrafo 120 del documento que discutieron hoy el Papa y sus colaboradores: «La llamada a ser pastores del pueblo de Dios exige una formación que convierta a los futuros sacerdotes en expertos en el arte del discernimiento pastoral, es decir capaces de una escucha de las situaciones realies y de un buen juicio en las decisiones y elecciones. Para llevar a cabo el discernimiento pastoral hay que poner en el centro el estilo evangélico de la escucha, que libera al pastor de la tentación de la abstracción, del protagonismo, de la excesiva seguridad en sí mismo y de esa frialdad que lo convertirían en un “contador” del espíritu, en lugar de un “buen samaritano”».