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El obispo de Bilbao sobre temas de actualidad

Mario Iceta recuerda que «la Iglesia paga los mismos impuestos que otras instituciones»

El obispo de Bilbao aboga por «la reconciliación y el perdón» para consolidar «una convivencia pacífica» en Euskadi

«En una situación de falta de empleo, hay que buscar soluciones para no perder el hogar»

Redacción de Religión digital  26 de octubre de 2012 a las 10:35
  • <Ha habido una apuesta de la Iglesia, con distintas asociaciones, cuerpos y parroquias implicadas en crear este clima de paz

El obispo de Bilbao, monseñor Mario Iceta, afirma que, además de hacer frente a la crisis, el futuro Gobierno vasco debe tener como prioridad la consolidación de una «convivencia pacífica» que ponga fin a «largos años de sufrimiento».

El prelado bilbaíno destaca, además, la importancia de la «reconciliación» y el «perdón» para lograr «fundamentos sólidos sobre los que construir». Iceta ha afirmado este viernes que la Iglesia católica paga los mismos impuestos que otras miles de instituciones españolas y ha pedido un «trato de igualdad» para todas ellas.

«La Iglesia tributa según la ley de fundaciones y mecenazgo«, ha explicado en una entrevista en Onda Vasca, y ha mantenido que asociaciones políticas, sindicales y sin ánimo de lucro también cotizan según ese mismo régimen fiscal.

Ha resaltado que si las leyes establecen que se deben pagar otros impuestos, la Iglesia «pagará», pero ha pedido un «trato de igualdad» con el resto de instituciones y asociaciones que en este momento cotizan según la citada ley de fundaciones y mecenazgo.

Según sus datos, la Iglesia «sólo» supone un 5% del total de asociaciones acogidas a ese régimen.

También se ha referido a los desahucios por el impago de las hipotecas a los bancos y ha mantenido que la Iglesia tiene que «poner el dedo en la llaga: en una situación de falta de empleo, hay que buscar soluciones para no perder el hogar«.

En una entrevista a Onda Vasca, recogida por Europa Press, el prelado se ha felicitado porque las elecciones autonómicas vascas hayan transcurrido «en paz» y «con la posibilidad de que todos puedan participar».

A su juicio, los resultados reflejan «un panorama plural» de las opciones políticas, porque ninguna formación «alcanza una mayoría absoluta», lo que obliga a «pactos, encuentros, políticas más elaboradas».

Destaca también el porcentaje de abstención, de más del 30 por ciento, que «habría que valorar», porque, a su juicio, que en una situación de «crisis y de consolidación de la paz» haya parte del electorado «que no se posiciones en las urnas», debería «hacer pensar».

Respecto a las prioridades del futuro Gobierno, precisa que «la primera, fundamental» debe ser la crisis y sus consecuencias, entre ellas el paro. También considera prioritario para el próximo Ejecutivo el logro de la consolidación de «una convivencia pacífica» para concluir «con satisfacción» los «largos años de dificultad y sufrimiento» tras la desaparición de las «acciones violentas».

Monseñor Iceta considera que existe «una voluntad» de «todas las partes» para instaurar «una convivencia pacífica, cada uno desde sus responsabilidades». Aunque ha destacado el trabajo de los políticos pero ha advertido que no sólo a ellos corresponde esta labor, sino » a toda la sociedad».

«Ha habido una apuesta de muchas personas, muchas asociaciones, y también de la Iglesia, que ha hecho una labor callada y, muchas veces, también pública, no sólo a nivel de las cabezas, de los obispos, con un amplísimo cuerpo doctrinal, sino con distintas asociaciones, cuerpos y parroquias implicadas en crear este clima de paz», ha recordado.

Para el prelado, en esta situación existen «dos niveles», uno que es «el rechazo de toda violencia» y «una apuesta decidida porque las ideas sean debatidas siempre en el espacio democrático».

El segundo nivel, «más moral», se encuentra relacionado con «la cuestión de la reconciliación» que «siempre atañe a algo interior, la cuestión del perdón, que, en último término, es un don de Dios». «Aquí hay un plus», ha dicho.

Para el obispo de Bilbao, existiría un «denominador común», que sería «el rechazo de toda esa violencia, ese darse cuenta del daño que se ha hecho y reconocerlo e intentar repararlo en la medida de lo posible, aunque hay daños tan irreparables como la pérdida de vidas humanas».

El «nivel más moral, más profundo, sería el de la reconciliación e «incluso ése del perdón, muy importante para tener unos fundamentos sólidos y básicos sobre los que construir». (RD Agencias)


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Examen de las curaciones en Lourdes

 

                  Examen de las curaciones en Lourdes

                        (Santuario de Lourdes)

 

En 1859, se encarga al profesor Vergez, profesor titular de la facultad de medicina de Montpellier, del control de las curaciones. De esa manera, antes de 1862, se aprueban siete curaciones que sirven de argumento para el reconocimiento de las apariciones.

En 1905, el papa Pio X pide que las curaciones más espectaculares se sometan a un proceso regular ordinario. A tal efecto se crea la Oficina de constataciones médicas. 

La expresión «oficina médica» tiene dos sentidos. Designa, en primer lugar un local en el Santuario y dos personas fijas, de las cuales una es médico en ejercicio. Este médico recibe las declaraciones y comienza un trabajo crítico según los criterios tradicionales, tal como fueron definidos en el siglo XVIII por el cardenal Lambertini, futuro papa Benedicto XIV, para los procesos de beatificación.

Si el caso parece serio, el médico organiza a una «oficina médica» propiamente dicha, es decir, una consulta, en la cual pueden participar todos los médicos presentes en Lourdes ese día, sean las que sean sus convicciones religiosas. 

Si el médico de Lourdes y la oficina médica que se ha reunido emiten un juicio favorable, el expediente se traslada al Comité Médico Internacional de Lourdes (C.M.I.L.). Éste está constituido por una veintena de miembros, todos eminentes en sus especialidades respectivas. Este Comité existe desde 1947. Monseñor Théas decidió, en 1954, que adquiriera una dimensión internacional. 

El Comité está presidido conjuntamente por el obispo de Tarbes y Lourdes y por uno de sus miembros, designado por el obispo con un mandato de duración determinada, aunque renovable. El médico de Lourdes se encarga del Secretariado del Comité. 

El Comité juzga el expediente de cada caso. Uno o varios de sus miembros se encargan de estudiarlo a fondo, informándose especialmente sobre todo lo que la literatura médica mundial haya publicado sobre temas parecidos. Las personas encargadas del expediente pueden consultar a colegas extraños al Comité. Generalmente, no se convoca a la persona curada.

El Comité se reúne una vez al año, en el otoño. Examina los expedientes en curso. Cuando se han reunido todos los datos (lo que puede llevar bastante tiempo), el Comité, por votación, acepta o rechaza afirmar que la curación sea inexplicable, en el estado actual de la ciencia. Se requiere una mayoría de dos tercios para que el voto sea considerado afirmativo. 

La valoración médica se transmite al obispo de la diócesis en que reside la persona curada. Este obispo, obviamente, está al corriente del procedimiento en curso. En caso, sobre todo, de que parezca probable una salida, se le aconseja crear de antemano un pequeño Comité médico local que pueda, en el momento oportuno, tener conocimiento de las conclusiones del Comité. 

Teniendo en cuenta otros elementos de valoración, el obispo decide o se abstiene de reconocer el carácter «milagroso» de la curación. 

La actitud actual de los médicos es de mucho respeto para con el Magisterio de la Iglesia. Como cristianos, saben que el milagro es un signo de orden espiritual. No quieren ser jueces en ese campo. Además, a un espíritu moderno, le resulta difícil admitir, sobre cualquier realidad que sea, que es «inexplicable». Únicamente se puede decir que es inexplicable hasta ahora.