Papa Francisco: razones cristianas para cuidar la creación
Hoy, coincidiendo con los últimos días del Sínodo sobre la Amazonía y cuatro años después de la Laudato sí’, se publica un nuevo libro que recoge textos y discursos del Papa Francisco sobre el medio ambiente, así como un texto inédito, con el objetivo de explicar la visión cristiana de la ecología.
Maria Milvia Morciano – Ciudad del Vaticano
Desde hoy será disponible en librerías «Nuestra Madre Tierra. Una lectura cristiana del desafío del medio ambiente», publicado por la Librería Editorial Vaticana, con textos del Papa Francisco sobre el medio ambiente, incluido uno inédito, y el prefacio del Patriarca Ecuménico Bartolomé I, que traza las etapas de su colaboración, especialmente en los mensajes con ocasión de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, establecida en 2015, que une a la Iglesia católica y a la Iglesia ortodoxa en «preocupaciones comunes por el futuro de la creación».
Unidad de la familia humana
En el primer capítulo, «Visión integral», se han seleccionado algunos textos, especialmente extractos de la Laudato si’, que destacan la necesidad de proteger nuestra casa común mediante la unión de «toda la familia humana en la búsqueda del desarrollo sostenible e integral». Esta premisa se desarrolla en el capítulo «De un desafío de época a una oportunidad global» a través del análisis de algunos pasajes de la Encíclica del Papa Francisco sobre el estado actual de la crisis ambiental, donde la contaminación, el calentamiento global, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad son el efecto de una explotación incontrolada destinada a crecer exponencialmente si a corto plazo no hay un cambio de dirección. Necesitamos una conversión ambiental – observa el Papa – que sea posible a través de la promoción de una verdadera educación ecológica que cree, especialmente en los jóvenes, una toma de conciencia y, por lo tanto, una conciencia renovada.
Custodia de la creación y derecho a la vida
En la parte que recoge discursos, audiencias y homilías, aflora como el Papa Francisco no evita, desde los primeros días de su pontificado, afrontar con la máxima urgencia un problema que ya no puede ser postergado. Se trata de salvaguardar el inmenso don que Dios ha dado a todo ser vivo, pero sobre todo al hombre, el único que ha recibido el aliento de Dios «soplado en su rostro». El Papa Francisco enfatiza, a través de las palabras del Génesis, cómo la custodia de la creación y la custodia de la vida humana están íntimamente conectadas e indisociables. Las palabras del Pontífice son continuas llamadas al derecho a la vida, un derecho que pasa por palabras clave como responsabilidad, justicia, equidad, solidaridad. Además, por estas razones fundamentales, exige el libre acceso a los bienes de la tierra necesarios para la supervivencia, en primer lugar el agua, sin discriminación alguna entre los pueblos.
Una lectura espiritual de la ecología
En el artículo inédito que cierra el libro «Nuestra Madre Tierra», el Papa Francisco levanta la mirada para ofrecernos a todos una visión cada vez más amplia de un discurso que no es sólo una preocupación por la protección del medio ambiente. Aunque comparte muchos aspectos, no es comparable a una visión secular de la ecología. De hecho, desarrolla la llamada teología de la ecología en un discurso profundamente espiritual.
El amor de Dios en el centro de todo
La creación es el fruto del amor de Dios. El amor de Dios por cada una de sus criaturas y especialmente por el hombre a quien dio el don de la creación, el lugar donde «estamos invitados a descubrir una presencia». Pero esto significa que es la capacidad de comunión del hombre la que condiciona el estado de la creación (…) Por lo tanto, es el destino del hombre el que determina el destino del universo», escribe el Papa Francisco. La conexión entre el hombre y la creación vive en el amor y se corrompe si fracasa y no reconoce el don que se le ha dado. La explotación irresponsable de los recursos para obtener poder y riqueza, concentrados en manos de unos pocos, crea un desequilibrio destinado a destruir el mundo y al hombre mismo.
Las estructuras de pecado
El Papa Francisco se pregunta si este estado de emergencia ambiental no puede convertirse en una oportunidad para volver atrás, elegir la vida, y así revisar los modelos económicos y culturales que hacen realidad la justicia y el compartir, donde cada ser humano puede disfrutar de igual dignidad y derechos. Nuestro tiempo ha olvidado la dimensión activa y abierta del ser para privilegiar la del tener, la posesión que conduce al cierre, donde el hombre se define a sí mismo y se reconoce sólo en la medida de sus bienes materiales, de modo que los que no tienen nada «corren el riesgo de perder el rostro, porque desaparecen, de convertirse en uno de los invisibles que pueblan nuestras ciudades». Las estructuras de pecado, continúa Juan Pablo II, «producen maldad, contaminan el medio ambiente, hieren y humillan a los pobres, favorecen la lógica de la posesión y del poder.
Caminar desde el perdón y el Espíritu Santo
Una revolución tecnológica y el compromiso individual no son suficientes. La conciencia se adquiere principalmente a través de un «auténtico espíritu de comunión». Debemos empezar de nuevo desde el perdón. Pedir perdón a los pobres, a los excluidos, en primer lugar, para poder pedir perdón también «a la tierra, al mar, al aire, a los animales….». Para el Papa Francisco, pedir perdón significa revisar totalmente el propio modo de ser y de pensar, significa renovarse profundamente a sí mismo. Y el perdón sólo es posible en el Espíritu Santo. Es una gracia ser implorado con humildad al Señor. El perdón es ser activo, emprender un viaje juntos y nunca en soledad.
La visión del creyente: a partir de la Eucaristía
Así, el Papa Francisco añade que además de revisar los propios estilos de vida, cambiando la mentalidad, uno debe tener una visión. El creyente aprende la visión de la liturgia y especialmente en la celebración de la Santa Misa. El pan y el vino son los primeros alimentos que el hombre ha obtenido transformando los frutos de la naturaleza, el trigo y la uva, con su propio ingenio. El hombre ofrece pan y vino a Dios y por medio del Espíritu Santo los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Él los devuelve en el regalo más grande: su Hijo. El pan y el vino forman parte de una circularidad de símbolos: don de Dios, compromiso del hombre, trabajo, esfuerzo, comida necesaria y cotidiana, pan, alegría y celebración del vino: «Y así como en la Eucaristía el pan y el vino se convierten en Cristo porque están bañados en el Espíritu – el amor personal del Padre –, la creación se convierte en la palabra personal de Dios cuando se usa con amor». En estas palabras, la esperanza del Papa Francisco.
La Organización Mundial de la Salud celebró la decisión tomada por la Agencia Europea de Medicamentos mientras desarrolla un plan mundial en previsión de una mayor demanda de vacunas contra el virus. Durante el actual brote de la enfermedad en la República Democrática del Congo, se ha inmunizado a más de 236.000 personas con la vacuna rVSV ZEBOV GP.
La Organización Mundial de la Salud aplaudió este viernes la decisión adoptada por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) por la que recomienda autorizar la comercialización bajo ciertas condiciones de la vacuna rVSV-ZEBOV-GP que demostró su eficacia en la protección del virus del ébola en humanos.
La decisión anunciada por la Agencia, sobre la que recae la responsabilidad de la evaluación científica de los medicamentos elaborados por la industria farmacéutica, representa un paso clave previo a la decisión de la Comisión Europea sobre la concesión de licencias.
Un resultado que también aplaudió el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien destacaba que «la autorización condicional de la primera vacuna contra el Ébola es un triunfo para la salud pública y un testimonio de la colaboración sin precedentes entre decenas de expertos de todo el mundo».
Durante los últimos cinco años, la OMS convocó a diversos especialistas para evaluar las pruebas sobre varias vacunas candidatas al tratamiento contra el Ébola.
La singularidad del examen de la Agencia recae en el hecho de que tanto la OMS como los reguladores africanos participaron activamente a través de un innovador acuerdo de cooperación que ayudará a acelerar el registro para los países de mayor riesgo.
Breve historia de la vacuna
Durante el brote de ébola en África occidental que tuvo lugar el año 2015 se condujo un ensayo clínico para lograr la vacuna. Cuando ninguna otra organización estaba en condiciones de llevar a cabo un ensayo en Guinea durante una compleja emergencia, el Gobierno de ese país y la Organización Mundial de la Salud tomaron la inusual medida de dirigir el ensayo.
A continuación, una coalición mundial de donantes, entre ellos los Gobierno de Canadá y el Reino Unido, junto al ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega y Médicos Sin Fronteras, financió el apoyo necesario para lograrla.
Por ese motivo, la OMS celebró el esfuerzo y los sacrificios de tantas personas durante los últimos cinco años, y destacó que este esfuerzo internacional condujo a este hito en la salud pública.
Siguientes pasos: plan mundial y hoja de ruta
En previsión de una mayor demanda de vacunas contra el ébola durante los próximos años, la OMS trabaja juntamente con la Alianza Mundial para el Fomento de la Vacunación y la Inmunización (GAVI), UNICEF y otros socios para desarrollar un Plan Mundial de Seguridad de las VacunasContra el Ébola, ya que se necesitará una mayor capacidad de suministro y múltiples fabricantes a corto y medio plazo para satisfacer la demanda y garantizar la seguridad de las vacunas.
Asimismo, la OMS informó que se ha establecido una hoja de ruta para acelerar la precalificación de la vacuna rVSV-ZEBOV-GP en los países africanos, coordinar las acciones y contribuciones para la concesión de licencias y su posterior lanzamiento.
El anuncio de hoy no comporta un acceso inmediato en la obtención o la administración de la vacuna en la República Democrática del Congo ya que todavía no se ha concedido la licencia, y las dosis autorizadas sólo estarán disponibles a mediados de 2020. Pese a ello, la vacuna seguirá utilizándose en el país bajo un protocolo de investigación, también conocido como «acceso extendido» o «uso compasivo».
Durante el actual brote de Ébola en la República Democrática del Congo, la OMS ha vacunado a más de 236.000 personas con rVSV ZEBOV GP donado por la empresa farmacéutica Merck.
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En el segundo día de su visita al país, el Secretario General saludó la valentía de los congoleños, así como el sacrificio de los cascos azules que han dado su vida para protegerlos.
António Guterres llegó este domingo a la ciudad de Beni donde recalcó su apoyo a la Misión de la ONU en la República Democrática del Congo (MONUSCO) en su lucha contra los grupos armados que propagan el miedo y la muerte.
«La MONUSCO y sus socios, las fuerzas armadas y la policía nacional congoleña, continúan trabajando juntos para llevar la paz y la seguridad a la región», aseguró ante periodistas.
El titular de la ONU expresó sus condolencias a las familias y seres queridos de las víctimas de la violencia, y pidió a todos los grupos armados que pongan fin de inmediato a sus ataques contra la población civil y las fuerzas de seguridad encargadas de proteger al pueblo congoleño.
ONU/Martine Perret
El Secretario General se reúne con los líderes de MONUSCO.
«Los cascos azules han pagado un alto precio al servicio de la paz. Pero esto solo fortalece nuestra determinación. Haremos todo lo posible para poner fin al flagelo de la inseguridad en esta región. Es importante que la gente de Beni sepa que escuchamos sus gritos de angustia», dijo.
Guterres agregó que el sistema de las Naciones Unidas está decidido a apoyar a las autoridades congoleñas, las comunidades locales y los actores de la sociedad civil en la lucha contra la inseguridad, y que abordará el tema con las autoridades nacionales en la capital, Kinshasa, en los próximos dias.
Los controles en todos los puntos de entrada y salida del área han aumentado, pero se necesita hacer más para poder acabar con la expansión de la enfermedad, según han afirmado los expertos en la víspera del primer aniversario de la aparición del primer caso de ébola en la República Democrática del Congo.
El coordinador de la ONU para la respuesta de emergencia del ébola, David Gressley, y el asistente del director general de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Ibrahima Socé Fall, destacaron este miércoles que la Organización “ha intensificado su trabajo” tras la confirmación de un segundo caso de ébola en la ciudad de Goma, una importante ciudad de la República Democrática del Congo y punto de salida internacional.
“Se está aumentando la vigilancia en todos los puntos de entrada y salida en el área”, dijeron en un comunicado conjunto.
Los altos funcionarios declararon que no hay pruebas de que el segundo caso en Goma esté relacionado con el primero. Este primer caso se refería a un pastor que viajó a Goma desde Butembo, en la provincia de Kivu del Norte, mientras el segundo es el de un minero que había estado trabajando en Ituri y que ya ha fallecido. La enfermedad se centra en ambas provincias.
Las noticias sobre el segundo caso de Ébola se producen un día después de que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia indicara que necesita aumentar enérgicamente su presupuesto para enfrentar la compleja crisis, que se complica por el conflicto en curso y un brote de sarampión.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció el pasado viernes que, durante los próximos seis meses, está planeando ampliar y duplicar la asistencia alimentaria a las personas afectadas por la enfermedad, en preparación para una posible escalada adicional de la epidemia.
El PMA planea ayudar a cerca de medio millón de personas afectadas por el ébola.
Primer aniversario del brote
El 1 de agosto se cumple un año desde que el Gobierno congoleño informó del primer caso de ébola de este brote. Desde entonces, ha habido 2600 infectados, un tercio de ellos menores de edad, y 1800 han fallecido.
Los responsables de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, el del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, y el coordinador humanitario de la ONU, Mark Lowcock, indicaron que cada caso representa “una persona que ha pasado por una experiencia inimaginable. La enfermedad es implacable y devastadora».
“Los desafíos para detener la transmisión adicional son de hecho considerables. Pero ninguno es insuperable. Y ninguno puede ser una excusa para no hacer el trabajo», añadieron.
Las Naciones Unidas continúan aumentando la respuesta en apoyo del Gobierno y fortaleciendo aún más la acción conjunta y trabajan para garantizar un entorno propicio de la respuesta a esta emergencia de salud pública internacional.
Los responsables de la ONU alabaron la reciente decisión del Gobierno de tomar medidas para garantizar que sus esfuerzos se integren más.
«También saludamos los heroicos esfuerzos de los trabajadores de la salud, en su mayoría congoleños, que están en la línea del frente, de las personas de las comunidades y de los colaboradores que se han visto afectados. A pesar de su incesante trabajo, la enfermedad continúa propagándose”, señala el comunicado.
Este brote está ocurriendo en una zona de conflicto activa que hace que una respuesta efectiva sea mucho más complicada debido a la inseguridad, que incluye ataques armados contra los trabajadores y las instalaciones de salud, y el desplazamiento de la población. En algunas de las áreas afectadas, la violencia impide llegar a las comunidades afectadas y trabajar con ellas para detener la transmisión.
Por ese motivo, los responsables de la ONU hacen “un llamado a todas las partes en conflicto para que garanticen que los trabajadores sanitarios puedan hacer su labor de manera segura y que aquellos que buscan atención puedan acceder a ella sin temor a los ataques”.
Entre la ayuda dispensada destacan estas cifras:
Más de 170.000 personas vacunadas
1300 personas tratadas con terapias de investigación en 14 centros de tratamiento y tránsito
77 millones de exámenes a viajeros nacionales e internacionales
20.000 personas visitadas diariamente para asegurar que no se enfermen
3000 muestras analizadas en 8 laboratorios cada semana
Más de 10.000 sitios de lavado de manos instalados en ubicaciones críticas
Más de 2000 trabajadores comunitarios que operan en áreas afectadas, escuchan las preocupaciones de la población, se ganan su confianza y movilizan la acción local
Más de 440.000 pacientes y afectados que han recibido asistencia alimentaria, crucial para limitar el movimiento de personas que podrían propagar la enfermedad
25.000 niños en edad escolar en las zonas afectadas que reciben comida para ayudar a generar confianza en las comunidades
Expertos del Comité Internacional de Emergencias advierten que aunque se declare la emergencia los países no deben imponer restricciones comerciales o de viaje, sino movilizar recursos para ayudar a quienes más lo necesitan.
El director general de la Organización Mundial de la Salud declaró este miércoles el brote de la enfermedad del virus del Ébola en la República Democrática del Congo como una emergencia de salud pública de interés internacional.
“Es hora de que el mundo tome nota y redoble los esfuerzos. Necesitamos trabajar juntos en solidaridad para poner fin a este brote y construir un mejor sistema de salud. Se ha realizado un trabajo extraordinario durante casi un año en las circunstancias más difíciles”, aseguró Tedros Adhanom Ghebreyesus.
La declaración fue el resultado de una reunión del Comité de Emergencia del Reglamento Sanitario Internacional. El Comité citó los últimos avances en el brote al hacer su recomendación, incluido el primer caso confirmado en Goma, una ciudad de casi dos millones de habitantes en la frontera con Rwanda, y la puerta de entrada al resto de la República Democrática del Congo y el mundo.
Se trató de la cuarta reunión del Comité de Emergencia desde que se declaró el brote el 1 de agosto de 2018. Los expertos expresaron su decepción por los retrasos en la financiación que han limitado la respuesta.
OMS / Matt Taylor
Vigilancia contra el virus del ébola en la frontera entre RD Congo y Uganda.
Emergencia no significa cerrar las fronteras
El Comité recalcó la necesidad de proteger los medios de vida de las personas más afectadas por el brote manteniendo abiertas las rutas de transporte y las fronteras. “Es esencial evitar las consecuencias económicas punitivas de los viajes y las restricciones comerciales en las comunidades afectadas”, dijeron los expertos.
Es esencial evitar las consecuencias económicas punitivas de los viajes y las restricciones comerciales.
“Es importante que el mundo siga estas recomendaciones. Es crucial que los Estados no utilicen la declaración de emergencia como excusa para imponer restricciones comerciales o de viaje, lo que tendría un impacto negativo en la respuesta y en las vidas y los medios de vida de las personas en la región», alertó Robert Steffen, presidente del Comité.
La epidemia ha sido clasificada como una emergencia de nivel 3, la más grave en la escala de la OMS, por lo que la Organización ha convocado su mayor nivel de movilización. La ONU también ha reconocido la gravedad de la emergencia al activar el sistema humanitario para apoyar la respuesta.
“Se trata de madres, padres e hijos, con demasiada frecuencia las familias vulnerables son afectadas. En el corazón de esto están las comunidades y las tragedias individuales. La declaración no debe utilizarse para estigmatizar o penalizar a las personas que más necesitan nuestra ayuda», dijo el Dr. Tedros.
Una Emergencia de Salud Pública de Interés Internacional se define como «un evento extraordinario que se determina que constituye un riesgo de salud pública para otros Estados a través de la propagación internacional de enfermedades y que posiblemente requiera una respuesta internacional coordinada».
Esta definición implica una situación que:
es grave, repentina, inusual o inesperada;
conlleva implicaciones para la salud pública más allá de la frontera nacional del estado afectado;
puede requerir una acción internacional inmediata.
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La ONU condena el ataque a un centro de lucha contra el ébola con un médico muerto y dos heridos.
UNICEF/Guy Hubbard
Un trabajador de la salud examina a un bebé de una semana en una tienda de aislamiento en el centro de tratamiento contra el ébola en la localidad congoleña de Beni, en el norte de Kivu, en la República Democrática del Congo, el 3 de diciembre de 2018.
El Secretario General y la Organización Mundial de la Salud han mostrado su repulsa por el ataque en la República Democrática del Congo, en el que murió un médico y dejó dos más heridos. También han pedido a las autoridades del país africano no escatimar esfuerzos para llevar ante la justicia a los autores de este crimen.
La ONU ha condenado el ataque a un centro de tratamiento del ébola en la República Democrática del Congo el viernes, que causó la muerte de un médico que trabaja para la Organización Mundial de la Salud e hirió a otros dos.
La víctima mortal, el doctor Valery Mouzoko Kiboung, era un epidemiólogo desplegado por la Organización en respuesta al brote de la mortal enfermedad del virus del ébola que comenzó en agosto pasado, en la zona este de Kivu, en el norte de la República Democrática del Congo, un área que alberga a decenas de grupos armados.
El Secretario General pidió a las autoridades congoleñas «no escatimar esfuerzos para identificar y llevar rápidamente ante la justicia a los autores» del ataque en el hospital Butembo, y extendió sus más profundas condolencias a la familia del fallecido y deseó una rápida recuperación de los heridos.
António Guterres expresó su «solidaridad con el pueblo y el Gobierno» de la República Democrática del Congo y reiteró «la determinación del sistema de las Naciones Unidas de continuar su trabajo de apoyo a las autoridades congoleñas para poner fin al brote de ébola».
El jefe de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Gebreyesus, dijo por su parte que todos hemos de llorar juntos con la familia del doctor Mouzoko, «durante este difícil momento».
Indignación por el ataque
El doctor Tedros dijo en un comunicado que el asesinato fue «un recordatorio trágico de los riesgos que los trabajadores de la salud asumen todos los días para proteger la vida y la salud de los demás».
Estamos indignados por este ataque: “los trabajadores sanitarios y los establecimientos de salud nunca deben ser objetivos”.
La Organización dijo que el ataque se había producido mientras se estaba llevando a cabo una reunión de coordinación sobre la lucha contra el brote de ébola.
«Estamos evaluando la situación para garantizar la seguridad de todos los pacientes, los trabajadores de la salud y las personas que están luchando contra el ébola», declaró Tedros, antes de señalar que, al mismo tiempo, la OMS sigue comprometida en continuar apoyando al Ministerio de Salud para acabar con este brote lo más rápido posible.
Más de 1200 casos confirmados y probables de ébola se han registrado desde que comenzó el brote, con más de 760 muertes confirmadas.
Crece el número de afectados de Ébola: una carrera contrarreloj
La organización Médicos Sin Fronteras, ha abierto un centro de tratamiento contra el virus Ébola en Mangina, una pequeña ciudad de República Democrática del Congo, considerada el epicentro de la epidemia. El número de muertes asciende a 44.
Sofía Lobos – Ciudad del Vaticano
La lucha para combatir las trágicas consecuencias generadas por el virus del Ébola, cuyo décimo brote en República Democrática del Congo se declaró el 1 de agosto en la provincia de Kivu Norte, se ha convertido en una auténtica «carrera contrarreloj».
El riesgo de contagio aumenta
Cada minuto que pasa, aumenta el riesgo de contagio, especialmente teniendo en cuenta el escaso acceso a los servicios sanitarios básicos por parte de la población. Según el Ministerio de Salud local, 44 personas han fallecido hasta la fecha a causa de este virus.
Por ello, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF), ha abierto el 14 de agosto, un centro de tratamiento para combatir el ébola en Mangina, una pequeña ciudad considerada el epicentro de la epidemia.
Por el momento, todos los pacientes que se encontraban en la unidad de aislamiento gestionada por MSF, han sido transferidos a las doce estructuras que conforman el nuevo Centro de asistencia médica.
La clave está en la prevención
Para abordar algunas de las prioridades identificadas en el «plan de respuesta al virus» elaborado por las autoridades sanitarias, MSF también brinda apoyo a las infraestructuras de salud locales.
En la provincia de Ituri, un equipo de esta organización trabaja en la carretera entre Mambasa y Makeke, en la frontera de Kivu del Norte, visitando los centros de salud y estableciendo unidades de aislamiento cuando es necesario.
Asimismo se llevan a cabo actividades de control epidemiológico y se trabaja para sensibilizar a la población local. Por otra parte, se han reforzando los protocolos de prevención y control de infecciones para garantizar la continuidad de atención a los pacientes sin Ébola, un elemento clave de la respuesta epidémica.
El conflicto armado dificulta las labores médicas
De igual manera, MSF trabaja para proteger los otros proyectos que desarrolla en el área de riesgo de contagio, mientras sigue brindando los servicios médicos necesarios.
La organización ha subrayado que la situación de conflicto en Kivu Norte «una de las zonas más inestables de la región», y la fuerte intervención militar, «han tenido como resultado un alto número de desplazamientos, lo que empeora el problema crónico del acceso limitado a la atención sanitaria».
El Congo, entre el ébola y la inestabilidad; los combonianos: la gente vive una psicosis
Surgen nuevos focos en una zona ya postrada por la guerra. Habla el padre Gaspare Di Vincenzo, comboniano de Butembo
Información y medidas higiénicas contra el Ébola
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Pubblicato il 08/08/2018
LUCA ATTANASIO
BUTEMBO
El número de las víctimas del virus es de 33. Hace algunas pocas semanas, el gobierno de la República Democrática del Congo había declarado fuera de peligro al país, pero nuevos focos extendidos por la zona del Kivu del norte, entre finales de julio y principios de agosto, han provocado la alarma y creado, además de decenas de muertos, una verdadera psicosis entre la población. Desgraciadamente, el Congo no es ajeno a estos terribles contagios. Desde mediados de los años 70 ha vivido oleadas de epidemias que, en total, han provocado más de diez mil víctimas. Y lo que complica el marco actual de la situación y la eficiencia de la intervención sanitaria y humanitaria son los conflictos en toda la zona de Kivu, en donde están activos alrededor de cincuenta grupos armados.
Mientras tanto, el temido presidente Joseph Kabila filtró noticias de una posible nueva candidatura a las elecciones de diciembre de este año (despreciando abiertamente los Acuerdos de San Silvestre, patrocinados por la Conferencia Episcopal, y la Constitución, que prevé un máximo de dos mandatos). Entre las oposiciones, en cambio, despiertan preocupaciones por una parte la vuelta de Jean-Pierre Bemba (acusado por la Corte Penal Internacional de crímenes de guerra contra la humanidad y que fue arrestado en Bruselas en 2008; fue condenado en 2016 en primer grado a 18 años de cárcel, pero en junio ganó una apelación y pudo volver a su país, ndr.) y, por otra, la situación de Moïse Katumbi, influyente líder político que ahora vive en Zambia porque se le había negado la entrada a el Congo.
En una conversación telefónica con Vatican Insider, el padre Gasbare Di Vincenzo, superior de la comunidad de los religiosos combonianos de Butembo, en Kivu del Norte, habla sobre la alarma del ébola y sobre la peligrosa situación de inestabilidad.
¿Cuál es el balance de las víctimas por el momento?
Hasta ahora los muertos confirmados debido al virus en diferentes zonas de la provincia de Kivu del Norte son 33. En la zona de Beni han comenzado las vacunaciones desde hace algunos días; aquí llegó ayer el equipo médico oficial de Kinshasa y aseguró que en la zona de Butembo comenzarán esta semana a vacunar. De cualquier manera, afortunadamente, además de las vacunas para todos, están llegando nuevos medios de transporte para mover los cadáveres y sepultarlos. Hasta ahora las víctimas eran sepultadas por sus seres queridos con las manos y, obviamente, esto mantenía vivo el contagio. Las vacunas, como sea, han funcionado en la provincia del Ecuador hace algunos meses y esperemos que también aquí funcionen, porque hay muchos focos tanto en Beni como en Butembo. Ayer hubo una reunión oficial en Butembo con autoridades sanitarias que dieron indicaciones prácticas y comenzaron a ocuparse de la situación.
Las medidas de emergencia se enfrentan también con los conflictos en curso. ¿Cómo reacciona la población?
La gente vive en una especie de psicosis permanente. No sabe a dónde huir, porque por una parte están los focos de infección y por la otra los rebeldes, probablemente cercanos a los Mai-Mai (no se sabe bien a bien a quién respondan; algunos dicen que son grupos pagados por diferentes poderes políticos y económicos, ndr.); y por otras partes hay también otros grupos armados. En estas zonas hay por lo menos cincuenta de ellos. El peligro es que se cierren las fronteras con Uganda y se llegue a una parálisis de la economía, ya duramente afectada. Además existe el peligro de que se propague el virus más allá de la frontera.
¿La Iglesia se ha movilizado?
El domingo 4 de agosto el obispo de Butembo-Beni, monseñor Sikuli Paluku, organizó un encuentro en el obispado con todos los religiosos y las religiosas, el personal sanitario, los comerciantes y ciudadanos. Durante el encuentro se habló sobre el problema para responder juntos de manera unida y eficaz. El martes 7 de agosto lanzó un llamado a “todos los fieles y a los hombres de buena voluntad” para invitar a no caer en el pánico, a atenerse a las reglas de higiene y a permanecer unidos como familia en la ayuda recíproca. Todos estamos alertas y dispuestos a apoyar en este momento tan delicado.
A nivel político, la Conferencia Episcopal divulgó un comunicado el 6 de agosto en el que se dijo preocupada por el desarrollo de las próximas elecciones de diciembre y en el que pidió la vuelta al país de Moïse Katumbi. ¿Se teme un otoño difícil?
La Iglesia está muy preocupada desde hace tiempo por la cuestión de una posible nueva candidatura de Joseph Kabila a la presidencia de la República. Y parece ser que Kabila tiene todas las intenciones de volver a presentarse como candidato: su partido ya lo puso en la lista. La Conferencia Episcopal en el mensaje, entre líneas, dio a conocer su preocupación por este enésimo gesto de desprecio de las reglas. Además pide la vuelta de Moïse Katumbi para que las elecciones sean incluyentes, transparentes y no den pie a nuevos enfrentamientos entre los diferentes frentes. Hace algunas semanas volvió al país Bemba, a pesar de los procesos en su contra de las gravísimas acusaciones. Con él aquí, Katumbi fuera y Kabila como candidato nuevamente, el riesgo de enfrentamientos que desemboquen en una verdadera guerra es muy elevado.
La reaparición del ébola en una zona de guerra dificulta al máximo su contención
UNICEF/Mark Naftalin
Activistas sociales apoyados por UNICEF se dirigen a un grupo de niños en el centro de Mbandaka con información que salva vidas para evitar la infección por el virus del Ébola.
Apenas unos días después de haber declarado el final de un brote de ébola en la República Democrática del Congo, la Organización Mundial de la Salud ha confirmado que la enfermedad ha vuelto a aparecer y proyecta una sombra mortal que ha encendido de nuevo las alarmas. Su reaparición en una zona guerra dificulta su contención en un grado máximo.
La OMS ha confirmado cuatro casos de la enfermedad e investiga 20 muertes que podrían estar ligadas a este nuevo brote que emergió en la provincia de Kivu del Norte en el oeste del país africano, informó el doctor Peter Salama, el responsable de la respuesta a emergencias de la Organización.
“Ahora podemos confirmar el brote de ébola, y que podría tratarse de la cepa Zaire”, dijo Salama. “Sabemos que ha habido 20 muertes, pero en este momento no podemos decir si se trataban de casos probables o confirmados de ébola”.
El funcionario agregó que se están haciendo estudios para determinar si en realidad se trata de esta cepa del virus, la más letal de las conocidas hasta ahora, aunque hasta el martes no podrá confirmarse.
«Sería una noticia buena y muy mala a la vez. Lo malo es que esta cepa es la más mortal de todas las variantes de ébola. La buena es que tenemos una vacuna segura y efectiva que pudimos desplegar la última vez, aunque todavía está en pruebas,”, indicó Salama.
El Ministerio de Salud de la República Democrática del Congo informó a la OMS que se tomaron muestras y que cuatro de seis dieron positivo para el virus del Ébola en el Instituto Nacional de Investigación Biomédica (INRB) en Kinshasa.
Estamos respondiendo a un brote de una de las enfermedades más mortales que existen en una zona de guerra. En una escala de dificultad, estamos en lo más alto a la hora de responder a este brote.
En zona de guerra
La mayoría de los casos se encuentran en el área de salud de Mangina, que se encuentra a 30 kilómetros de la ciudad de Beni, donde se presenta un escenario distinto al que se dio con el brote más reciente.
«Este nuevo clúster se está produciendo en un entorno que es muy diferente de donde estábamos operando en el noroeste», dijo Salama. «Esta es una zona de conflicto activa. La principal barrera será acceder de manera segura a la población afectada».
Salama indicó que los trabajadores de la OMS son resguardados por escoltas armados para realizar las diligencias de atención, prevención y rastreo de todas las personas que pudieron tener contacto con la enfermedad.
“Estamos respondiendo a un brote de una de las enfermedades más mortales que existen en una zona de guerra. En una escala de dificultad, estamos en lo más alto a la hora de responder a este brote”, explicó el especialista.
Kivu del Norte alberga a más de un millón de personas desplazadas. La provincia además comparte fronteras con Ruanda y Uganda con una gran cantidad de movimiento transfronterizo debido a las actividades comerciales.
El caso que encendió la alarma
WHO/Lindsay Mackenzie
Miembros de la Cruz Roja de la República Democrática del Congo realizan una capacitación sobre entierros seguros en la aldea de Itipo.
La muerte de una mujer y varios de sus familiares poco después fue el caso que encendió la alarma de las autoridades de salud.
El 28 de julio, apenas cuatro días después de que la OMS declara el fin del brote que asoló a la provincia congoleña de Ecuador, a 2,500 kilómetros se reportó que una mujer que acababa de ser dada de alta de un hospital murió de lo que parecía ser ébola. Pronto, siete de sus familiares más allegados también murieron luego de presentar síntomas similares.
La investigación para rastrear este nuevo brote abarca 10 localidades en la región.
On May 8, 2018, the Democratic Republic of Congo’s health minister declared an outbreak of Ebola, the highly deadly disease that killed more than 11,000 people in West Africa between 2014 and 2016. The first cases were reported in the remote town of Bikoro, in northwestern Equateur province. However, by early June three out of four confirmed Ebola patients have died in Mbandaka, the Equateur provincial capital, a city of more than 1 million and a transport hub to Congo’s capital, Kinshasa. The World Health Organization (WHO) called news of Ebola’s spread to Mbandaka a “game-changer” that makes the risk of an international spread of the disease “particularly high.” As of late May, 55 cases had been reported, of which 37 have been confirmed. Twenty-five people have died so far; 12 deaths are directly attributed to Ebola.
Authorities and international aid organizations have vaccinated more than 1000 people so far. Nine confirmed Ebola patients have reportedly been curedalready.
The following questions and answers look at the human rights implications of the Ebola outbreak in Congo.
What is the Ebola virus?
The Ebola virus was first discovered in 1976 near the Ebola River in Zaire, which is now known as the Democratic Republic of Congo. It causes a rare disease that can affect primates and humans and is believed to be carried by bats. Since the 1970s, it has caused occasional outbreaks in humans in several African countries, with by far the largest in Guinea, Liberia, and Sierra Leone in 2014-2016. More than 800 people have died during eight previous outbreaks in Congo since 1976.
The virus is transmitted between humans through contact with bodily fluids of a person who is sick with the virus or has died from it. It causes a range of symptoms, including fever, severe headaches, muscle pain, fatigue, diarrhea, vomiting, and hemorrhage, usually between 2 and 21 days after exposure.
There is no known cure so medical care focuses on alleviating symptoms, including providing fluids and electrolytes, oxygen, and medications to support blood pressure, reduce vomiting and diarrhea, and manage fever and pain. The United States Centers for Disease Control and Prevention says that these basic measures, if taken early, can significantly increase survival rates. An experimental vaccine has shown significant promise in clinical trials in West Africa, and it is now being used in Congo.
Why is Ebola so dangerous?
Ebola is highly lethal, especially in settings with weak healthcare systems, such as Congo. In the 2014-2016 outbreak in West Africa, more than 28,000 peopleare believed to have fallen ill with the disease and more than 11,000 of them reportedly died.
As the 2014 outbreak showed, Ebola can spread rapidly when no adequate measures are taken to contain it. A lack of information about the virus, cultural practices such as ritual washing of bodies before burial, and a lack of adequate protective equipment for health workers can facilitate the virus’ spread.
What obligations does the Congolese government have under international human rights law with respect to the Ebola outbreak? What role should the international community play?
The International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights, which Congo ratified in 1976, recognizes that everyone has the right to the highest attainable standard of health. Governments are obligated to take effective steps for the “prevention, treatment and control of epidemic, endemic, occupational and other diseases.” This includes containing the outbreak, providing protections to people who are at especially high risk of contracting the virus, and ensuring adequate treatment to those who contract the disease. Any measures taken to protect the population from the virus that limit people’s rights and freedoms, such as quarantines, must be lawful, necessary, and proportionate.
While the Congolese government is the primary guarantor of human rights in the country, the international community has an important role to play “through international assistance and co-operation.” Placing the burden on the government alone to address the obstacles to the fulfillment of the right to health would be to ignore the political and economic difficulties that the country faces. Despite an abundance of natural resources, Congo is one of the poorest countries in the world, with weak infrastructure, poor governance, and widespread corruption without accountability.
To promote the right to health, the United Nations Committee on Economic, Social and Cultural Rights (CESCR) and the special rapporteur on the right to health have observed that, “States should ensure that their actions as members of international organizations take due account of the right to health.” The committee also has determined that “international assistance and cooperation, especially economic and technical,” should enable developing countries to fulfill their core and other obligations. The special rapporteur has indicated that governments should pay particular attention to helping other countries achieve minimum essential levels of health.
Are quarantines appropriate to contain the Ebola outbreak?
After the outbreak of the Ebola crisis in West Africa in 2014, the governments of Guinea, Liberia, and Sierra Leone all imposed quarantines, restricting people’s rights to liberty and freedom of movement as well as their livelihoods and access to health care and other rights. The quarantines were imposed on individual houses, neighborhoods, villages, and, in a few cases, entire administrative districts.
International human rights law, notably the International Covenant on Civil and Political Rights, requires that restrictions on human rights in the name of public health or a public emergency meet requirements of legality, evidence-based necessity, and proportionality. Restrictions such as quarantine or isolation of symptomatic people must, at a minimum, be provided for and carried out in accordance with the law. They must be strictly necessary to achieve a legitimate objective, the least intrusive and restrictive available to reach the objective, based on scientific evidence, neither arbitrary nor discriminatory in application, of limited duration, respectful of human dignity, and subject to review. When quarantines are imposed, governments have absolute obligations to ensure access to food, water, and health care.
The quarantines imposed during the 2014-2016 epidemic did not always meet these standards. They were often not based on scientific evidence, were applied arbitrarily, and were overly broad in implementation. The quarantines were not adequately monitored, making them ineffective from a public health perspective and disproportionately affecting people unable to evade the restrictions, including older people, the poor, and people with chronic illness or disability.
What alternatives are there to forcible quarantine or isolation to contain Ebola?
Social mobilization efforts that expand understanding of Ebola and appeals for voluntary limits on movement combined with social support – including home-based care and food aid – can be as effective as measures that restrict rights and can be achieved through community engagement and attention to the special needs of disadvantaged groups.
Congo and its international partners should ensure that people have access to health information and care and should restrict liberty or movement only if and when absolutely needed and with the protections outlined under international human rights law. As part of government’s obligation to take all necessary steps for the “prevention, treatment and control of epidemic … diseases,” the International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights regards as a “core obligation” providing “education and access to information concerning the main health problems in the community, including methods of preventing and controlling them.” The Congolese government and international partners should step up support for groups engaging in public health education.
Why should Congo prioritize protection of health workers?
During the 2014-2016 Ebola epidemic, domestic and international health workers repeatedly raised concerns about the lack of personal protective equipment for health workers treating actual and suspected Ebola patients, including rubber gloves, safety goggles, and protective suits. Janitors, cleaning staff, drivers, and burial staff who may come in contact with infected people or contaminated material also require protection and preventive measures. Lack of appropriate protection resulted in numerous cases of Ebola infection in health workers. Liberia, for example, lost 8 percent of its doctors, nurses, and midwives to Ebola. In the current outbreak, 3 of the 45 reported cases of Ebola in Congo by mid-May affected health workers, suggesting that Congolese health workers may face the same risks as their counterparts in West Africa in 2014-2016.
While health workers have an ethical obligation to care for their patients, even if doing so involves some degree of risk, the government has an important obligation to provide health workers and others involved in the response with appropriate training in infection control and with protective gear. The Congolese government, with the support of international donors, needs to ensure that health professionals and others involved in the response are promptly paid, and that social protection programs are in place for the families of government workers who die or become ill as a result of their work in addressing the crisis. In Congo, health workers are often poorly paid, or receive their salaries late or not at all, which has led to numerous strikes in recent years.
In 2014, fear of Ebola also led to attacks on health workers. In April 2014, an angry crowd attacked an Ebola treatment center in Macenta, 425 kilometers southeast of Guinea’s capital, Conakry, run by Doctors Without Borders (Medecins Sans Frontieres or MSF), which it accused of bringing Ebola to the city. In August 2014, people in N’Zérékoré, Guinea’s second largest city, protested spraying a market with disinfectant that they believed was infected with the Ebola virus and rioted, injuring over 50 people, including security forces. Law enforcement agencies in Congo should ensure that they can quickly, adequately, and appropriately respond if similar attacks occur.
Do women need special attention in the Ebola response?
In the 2014 Ebola epidemic and earlier outbreaks, women had greater exposure to the virus and were thus at greater risk of becoming ill. The higher exposure rate among women appears to have been the result of the roles women traditionally or disproportionately occupy – including cross-border traders, health workers, and traditional birth attendants – which put them at greater risk of coming into contact with the virus. Furthermore, women more often cared for the sick and in the case of death, traditionally wash and prepare a body for burial.
Pregnant women may be at increased risk because of increased contact with health workers, and the Ebola virus persists for months in the semen of men who have recovered from Ebola, endangering female sexual partners.
There are concerns that women will also bear the brunt of the epidemic in Congo, as they tend to fill some of the same roles.
The government of Congo and international partners responding to the crisis need to ensure that prevention efforts address the particular vulnerability of women, that women are able to get information about how to prevent and respond to the epidemic, that any obstacles to obtaining care – including financial and cultural – are removed, and that they are engaged at the community and national level in shaping the response to the crisis.
Oversight and monitoring of the Ebola response
If Congo institutes emergency measures that restrict basic rights and freedoms – including freedom of association, assembly, and movement –, as Guinea, Liberia and Sierra Leone each did in 2014, the government should ensure that restrictions on public health or public emergency grounds meet the requirements of legality, evidence-based necessity, and proportionality. Any restrictions should be clearly defined, well publicized, and subject to monitoring through public hearings before the Congolese parliament, by the national human rights commission, and by independent groups operating without unnecessary restrictions.
Over the past three years, the Congolese government has brutally repressed dissent and curtailed basic civil and political rights as President Joseph Kabila has remained in power beyond the end of his constitutionally mandated two-term limit. Security forces have killed more than 300 people during largely peaceful protests since 2015 and arrested hundreds of others, while the government has cracked down on media and civil society groups. The government should not use the Ebola crisis as a pretext to further clamp down on people’s fundamental rights.
To enhance public confidence in the Ebola response, the government should ensure transparency in the receipt and use of donations and other assistance. In 2014, Sierra Leone initially made a meaningful effort to do this by creating an Emergency Operations Center (EOC), which centralized donations, regularly published lists of donations received, and independently monitored the EOC’s “Ebola Account.” However, subsequent studies concluded that major corruption concerns marred the Ebola response.