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El Papa iniciará el octavario por la unidad de los cristianos (18-25 enero)

El Papa celebra las I Vísperas y Te DeumEl Papa celebra las I Vísperas y Te Deum  (Vatican Media)

18 de enero: El Papa presidirá oración por la unidad de los cristianos

Al inicio de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el Santo Padre presidirá la celebración de las Vísperas, en la Basílica de San Pablo Extramuros, en Roma, este 18 de enero de 2019.

Renato Martinez – Ciudad del Vaticano

La Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice dio a conocer que el próximo viernes, 18 de enero de 2019, a las 5.30 de la tarde, en la Basílica de San Pablo Extramuros, en Roma, el Santo Padre Francisco presidirá la celebración de las Vísperas de la Primera semana del Tiempo Ordinario, al inicio de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos sobre el tema: “Actúa siempre con toda justicia” (Cfr. Deut 16,18-20).

Vísperas al inicio y no a la conclusión

El octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra tradicionalmente del 18 al 25 de enero, entre las festividades de la confesión de San Pedro y la de la conversión de San Pablo. Hasta el año pasado, el Santo Padre presidía las Vísperas al concluir la Semana de Oración por los Cristianos, en la Solemnidad de la conversión de San Pablo, el 25 de enero. En cambio, este año 2019, a causa de su Viaje Apostólico a Panamá (23 – 28 de enero), con ocasión de la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el Papa Francisco presidirá dicha celebración al inicio del octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos, es decir, el 18 de enero de 2019.

“Actúa siempre con toda justicia”

Los textos y materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2019, que tiene como tema: “Actúa siempre con toda justicia” (Cfr. Deut 16,18-20), han sido preparados y publicados conjuntamente por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). Los mismos que fueron enviados a las iglesias miembros del CMI y a las conferencias episcopales católicas romanas, a las que se invita a que traduzcan y contextualicen o adapten el texto para su propio uso.

Además, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2019 ha sido preparada por cristianos de Indonesia. Con una población de 265 millones, de la cual el 86 % se considera musulmana. Indonesia es bien conocido como el país con mayor población musulmana del mundo. Sin embargo, un 10 % de los habitantes de Indonesia son cristianos de distintas tradiciones. En términos tanto de población como de su vasta extensión territorial, Indonesia es el país más grande del Sudeste Asiático. La nación se funda en cinco principios, llamados Pancasila, con el lema Bhineka Tunggal Ika (unidad en la diversidad). A través de la diversidad de grupos étnicos, lenguas y religiones, los indonesios han vivido de acuerdo con el principio de gotong royong, que es vivir en solidaridad y colaboración. Esto significa compartir en todos los ámbitos de la vida, el trabajo, el duelo y las fiestas, y considerar a todos los indonesios como hermanos y hermanas.

La corrupción, la competitividad y los actuales modelos económicos son contrarios al principio de colaboración de gotong royong. La corrupción está presente de muchas formas. De un modo especial la corrupción socava la justicia y la aplicación de la ley. Movidos por estas preocupaciones, los cristianos de Indonesia encontraron que las palabras del Deuteronomio «Actúa siempre con toda justicia … » (cf. Deut 16, 18- 20) hablaban poderosamente a su situación y a sus necesidades. Antes de que el pueblo de Dios entrara en la tierra que Dios le había prometido, renovó su adhesión a la alianza que Dios había hecho con él.


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Los ortodoxos de Ucrania se separarán del patriarcado de Moscú?

En Ucrania, el “ajuste de cuentas” de la Iglesia ortodoxa

Con el Concilio de Unificación comienza la cuenta regresiva para la proclamación de una Iglesia independiente de Moscú. Cirilo escribió al Papa y a otros líderes mundiales para denunciar la «interferencia de los jefes de Estado ucranianos en los asuntos eclesiásticos» y las «persecuciones»
REUTERS

En Ucrania, el “ajuste de cuentas” de la Iglesia ortodoxa

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Pubblicato il 14/12/2018
Ultima modifica il 14/12/2018 alle ore 19:34
GIANNI VALENTE
ROMA

Ha comenzado en Ucrania la cuenta regresiva para la institución de una Iglesia ortodoxa nacional completamente independiente del Patriarcado de Moscú. La aceleración final del proceso parece agudizar el desgarre que la “cuestión ucraniana” ha provocado en la Ortodoxia.

Mañana, sábado 15 de diciembre, en la Basílica de Santa Sofía de Kiev comenzará el “Concilio para la Unificación” convocado por el patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I con invitaciones enviadas a todos los obispos de las comunidades ortodoxas presentes en Ucrania: los que pertenecen a la Iglesia ortodoxa ucraniana sujeta al Patriarcado de Moscú (más de 90), los obispos del auto-proclamado “Patriarcado de Kiev” (más de 40) y los de la llamada Iglesia autocefala ucraniana (una docena). Afuera de la catedral, intelectuales ucranianos como el escritor Yuri Shcherbak y el poeta Dmytro Pavlychko organizarán una oración a la que convocaron a «cuantos quieran acabar con las cadenas de la Ortodoxia imperialista de Moscú».

Los pasos hacia la proclamación de la Iglesia ortodoxa ucraniana independiente ya han sido definidos. El “Concilio de Unificación” deberá elegir al líder de esa Iglesia, que después irá a Estambul a recibir el “Tomos” (documento que reconoce la autocefalia) de manos del Patriarca ecuménico el próximo 6 de enero, víspera de la Navidad para las Iglesias que siguen el calendario juliano. El presidente ucraniano Poroshenko verá realizarse su sueño de asistir al nacimiento de una Iglesia ucraniana nacional antes de Navidad. Pero habrá que ver cuál será el precio para toda la Ortodoxia.

La jerarquía ortodoxa ucraniana vinculada con el Patriarcado de Moscú, salvo acaso tres o cuatro obispos, no participará en la que los medios de comunicación llaman «la asamblea de la unificación»: los obispos de esa Iglesia, guiados por el Metropolita Onofrio, no aceptarán la invitación que les envió Bartolomé.

Los últimos días antes del “Concilio de Unificación” han estado marcados por momentos algo confusos. El lunes 10 de diciembre, el anciano Metropolita Filarete Denishenko (que desde 1995 asumió el título de “Patriarca de Kiev”) pronunció declaraciones belicosas contra el mecanismo electoral que había afinado el Patriarcado ecuménico para la elección del nuevo Primado ortodoxo ucraniano, que prevé la participación de los sacerdotes, de los monjes y de los laicos en la elección, además del escrutinio secreto de los votos. Filarete insistió en que solo los obispos habrían debido tener derecho a voto.

Mientras tanto, las declaraciones que ofrecieron los voceros oficiales de la ortodoxia (como el Metropolita Yevstray) confirmaron la intención de seguir el reglamento del “Concilio” como dispuso el Patriarcado ecuménico. Y parece ser que ha prevalecido la postura del Patriarcado ecuménico: en la primera ronda de votaciones, cuyo escrutinio será secreto, podrán participar los laicos, los sacerdotes y los representantes de los monasterios. Después, en una segunda ronda, los obispos elegirán al nuevo Primado entre los candidatos que hayan tenido más votos en la fase anterior.

El Patriarca ecuménico Bartolomé ha acompañado todo el proceso para el reconocimiento de la autocefalia de la Iglesia ortodoxa ucraniana, tratando de evitar que quien sea elegido sea precisamente Filarete, que guía una realidad eclesial todavía no reconocida y considerada cismática dentro de la Ortodoxia. Tanto Filarete como el Metropolita Macario, jefe de la llamada Iglesia autocéfala ucraniana, según este último, habrían recibido una carta del Patriarca Bartolomé con la que el “Primus inter pares” entre los Primados de las Iglesias ortodoxas les habría pedido que no se presentaran como candidatos al puesto de Primado de la nueva Iglesia ortodoxa ucraniana autocéfala.

Los obispos que hasta ahora pertenecen al pseudo Patriarcado de Filaret serán la gran mayoría dentro del “Concilio de Unificación”, puesto que los que dependen del Patriarcado de Moscú no participarán en las elecciones. Por lo que es probable que el primer Primado de la nueva Iglesia ucraniana autocéfala provenga precisamente de las filas de esa realidad que hasta hace poco tiempo todos definían como el “pseudo Patriarcado de Kiev”. El pasado 13 de diciembre, los obispos de esa polémica comunidad eclesial se reunieron para pensar en una estrategia en vista del “Concilio de Unificación” e identificar, mediante una elección interna, a su candidato: según las indiscreciones que han llegado a los medios de comunicación ucranianos 30 obispos del llamado “Patriarcado de Kiev” habrían votado por el Metropolitano de 39 años Epifanio Dumenko, de la diócesis de Pereyaslav y Bila Tserkva, considerado el ahijado del anciano Filarete. Doce obispos habrían votado por el Metropolitano Miguel de Lutsk.

Si el futuro Primado ucraniano proviene del ex “Pseudo Patriarcado” de Kiev, el reconocimiento y la concesión de la plena comunión por parte de otras Iglesias ortodoxas podría ser mucho más difícil, puesto que se considera al autoproclamado patriarcado de Kiev como una entidad cismática y se podría incluso poner en duda la validez de la ordenación episcopal del futuro Primado ucraniano.Algunas Iglesias nacional ortodoxas, como el Patriarcado de Serbia, han criticado con dureza la “rehabilitación” canónica de Filarete proclamada por Bartolomé el pasado 11 de octubre, como un paso obligado en el proceso de “unificación” de la Ortodoxia ucraniana.

Mientras se va acercando el “Concilio” ucraniano las relaciones con el Patriarcado de Moscú han alcanzado el paroxismo. El Patriarca ruso Cirilo envió una carta al secretario general de la ONU, António Guterres, al Papa Francisco, al presidente francés, Emmanuel Macron, a la canciller alemana, Angela Merkel, al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y a otros líderes internacionales para pedirles que “protejan” a los creyentes y a los sacerdotes de la Iglesia ucraniana vinculada con el Patriarcado de Moscú. «La interferencia delos jefes de Estado ucraniano secular en los asuntos eclesiásticos —se lee en la carta de Cirilo, divulgada por los canales oficiales del Patriarcado de Moscú— ha asumido recientemente la forma de una excesiva presión ejercida sobre los obispos y sobre los sacerdotes de la Iglesia ortodoxa ucraniana, que me permite hablar del comienzo de una persecución a gran escala», relacionada con el intento de sustituir a la Iglesia ortodoxa ucraniana vinculada con el Patriarcado de Moscú con una «nueva organización religiosa creada por el presidente ucraniano y el Patriarca ecuménico Bartolomé».

Según Cirilo, ha habido intentos de «perseguir a los obispos y a los sacerdotes basados en acusaciones infundadas de “alta traición” e “incitación a la hostilidad religiosa”», y «el mismo presidente ucraniano Poroshenko no oculta su actitud hostil ante la Iglesia, amenazando públicamente con vetar a los ucranianos que no quieran sumarse a la nueva “Iglesia auticéfala” del país».

La «grave injerencia por parte de las autoridades estatales de Ucrania en la vida de la Iglesia está sucediendo justo bajo nuestras narices», añadió en su carta el Patriarca de la Iglesia rusa, «los derechos humanos fundamentales, incluso el derecho fundamental a la libertad de conciencia son violados, y hay un evidente intento de usar a la Iglesia para alcanzar objetivos políticos en la campaña para las elecciones».


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Ucrania: serio conflicto religioso-político entre ortodoxos

Simulacros de “guerra ortodoxa” en Ucrania

El Patriarcado ecuménico de Constantinopla nombró a dos exarcas en Kiev para apoyar el camino hacia la concesión de “autocefalia” a la Iglesia ortodoxa ucraniana. Reacciones duras por parte de representantes y teólogos de Moscú, y acusaciones incluso de cierto «papismo oriental»

Simulacros de “guerra ortodoxa” en Ucrania

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Pubblicato il 09/09/2018
Ultima modifica il 09/09/2018 alle ore 12:28
GIANNI VALENTE
ROMA

 

El Patriarcado ecuménico de Constantinopla no renuncia a la declarada intención de «ayudar el camino» que lleva al reconocimiento de una Iglesia ortodoxa ucraniana nacional, completamente independiente del Patriarcado de Moscú. La reacción del Patraircado de Moscú no se hizo esperar, y deja dudas sobre los tiempos (difíciles) que vendrán para toda la Ortodoxia. El viernes 7 de septiembre, la Delegación permanente del Patriarcado ecuménico ante el Consejo Ecuménico de las Iglesias anunció en una declaración (publicada en su sitio de internet) el nombramiento de dos exarcas patriarcales en Kiev, que tendrán que tratar de reunir a las comunidades ortodoxas ucranianas, actualmente laceradas, y encontrar soluciones a los problemas vinculados con la estorbosa presencia del metropolitano Filaret (autoproclamado “Patriarca de Kiev”, a la cabeza de una entidad eclesial cuya legitimidad no ha sido reconocida por las demás Iglesias ortodoxas).

 

El futuro escenario de una Iglesia Ucraniana “autocéfala”, reconocida por el Patriarcado ecuménico de Constantinopla, es una de las opciones que están estudiando con insistencia los actuales líderes políticos ucranianos. «Si nosotros rezamos y combatimos», declaró en una entrevista televisiva el presidente ucraniano Petro Poroshenko, «tendremos el Tomos (documento que concede la autocefalia, ndr.) y la Iglesia ortodoxa autocéfala antes de lo que se imagine […] Como en el caso de la adhesión a la OTAN y a la Unión Europea, no pediremos el permiso ni a Putin ni a Cirillo sobre cómo rezar, dónde ir y cómo vivir». Teniendo en cuenta las primeras reacciones de Moscú, el proceso de “emersión” de una nueva Iglesia ortodoxa independiente en Ucrania no se dará sin dolores de cabeza para toda la comunidad de las Iglesias ortodoxas. Los teólogos cercanos al Patriarcado de Moscú ya están acusando al Patriarca ecuménico de «herejía», mientras otros insinúan enardecidos sobre el elevado costo (en dinero) de toda la operación.

 

Constantinopla mueve sus fichas

 

La noticia del nombramiento de dos exarcas del Patriarcado ecuménico en Kiev fue justificada por el mismo Patriarcado como un paso en el proceso para «garantizar la autocefalia (plena independencia) a la Iglesia ortodoxa de Ucrania. Los dos exarcas del Patriarcado ecuménico, Daniel di Pamphilon (de Estados Unidos) e Hilario de Edmonton (de Canadá), ya se ocupaban en sus respectivos países de las comunidades ucranianas ortodoxas sometidas a la jurisdicción del Patriarcado de Constantinopla». El metropolita Emmanuel de Francis, miembro del Sínodo del Patriarcado ecuménico, refirió a la agencia SIR (Servicio de Información Religiosa) que «los dos exarcas deberían abrir el camino hacia la autocefalia», favoreciendo el «acercamiento» de todos los miembros de la ortodoxia ucraniana, ahora dividida. «Su misión principal», especificó Emmanuel, «será facilitar los contactos, construir puentes, promover el diálogo y, al final, contribuir en la construcción de una Iglesia local independiente». Las primeras reacciones dejan claro que la misión encomendada no será nada fácil, ni placentera.

 

Reacciones inmediatas

 

El Patriarcado de Moscú reaccionó con vehemencia inmediatamente al enterarse de la iniciativa del Patriarcado de Constantinopla. Según los ortodoxos rusos, se trata de «una incursión sin precedentes» en el territorio canónico del Patriarcado moscovita, un riesgo que no quedará «sin respuesta». Lo indicó el pasado viernes 7 de septiembre Vladimir Legoyda, encargado del Departamento sinodal para la Iglesia y sus relaciones con los medios de comunicación. Palabras parecidas expresó la Iglesia ortodoxa ucraniana vinculada al Patriarcado de Moscú, en voz de su metropolita Onofrio, quien, a través de los canales oficiales, indicó que el Patriarcado de Constantinopla era el único responsable «de eventuales consecuencias negativas» provocadas por las decisiones tomadas por el Patriarca Bartolomé en territorio ucraniano.

 

El entramado entre geopolítica y luchas eclesiales

 

Las más encendidas reacciones que han pronunciado exponentes o simpatizantes del Patriarcado de Moscú han tomado como blanco algunas afirmaciones atribuidas por sitios greco-estadounidenses al Patriarca ecuménico Bartolomé, quien las habría pronunciado durante la sinaxis (reunión) de los obispos y de los representantes del Patriarcado que se llevó a cabo en Estambul hace algunos días. En ese contexto, Bartolomé habría afirmado que la responsabilidad de poner las cosas en su lugar desde el punto de vista eclesial y canónico en Ucrania era competencia del Patriarcado ecuménico, recordando que el Patriarca ecuménico «tiene el privilegio canónico de desempeñar esta tarea suprema y excepcional», y, si el patriarcado ecuménico renunciara a hacerse cargo de esta responsabilidad, «las Iglesias locales saldrían adelante como ovejas sin pastor». En su intervención, el Patriarca habría dicho que los intentos para resolver los problemas inter-ortodoxos sin el servicio de comunión ofrecido por la Sede de Constantinopla fracasarán, puesto que solamente el Patriarcado ecuménico «encarna el auténtico “ethos” eclesiástico de la Ortodoxia» y desempeña su ministerio por la unidad de los ortodoxos siguiendo fielmente «los principios eclesiológicos y canónicos inquebrantables de la Tradición de nuestros Padres». Citando también al metropolita Ioannis de Pérgamo, uno de los mayores teólogos cristianos vivos, Bartolomé habría insistido que en el mundo actual, lacerado por mil conflictos, la Ortodoxia «no puede ofrecer el espectáculo de la división».

 

También han causado polémica en sectores de la Ortodoxia rusa las palabras con las que el Patriarca se habría referido al papel del poder político ruso, a sus intervenciones en las cuestiones internas de la Iglesia y a la imposibilidad de subsanar las laceraciones de la Ortodoxia ucraniana mediante la presión política de los aparatos de Moscú. El sacerdote Alexander Volkov, secretario de la oficina de comunicación del patriarca ruso Cirilo, durante una entrevista radiofónica indicó que tales afirmaciones atribuidas a Bartolomé eran una señal de que «la actual tensión política global alrededor de nuestro país, como reconocemos con tristeza, a veces también golpea a la Iglesia». El sacerdote ruso añadió que las afirmaciones de Bartolomé suscitan «confusión y turbamiento» en la Iglesia ortodoxa rusa, y sugirió que todos se tomen una pausa de reflexión para «aclarar finalmente todo». Otras voces rusas han criticado la iniciativa del Patriarcado de Constantinopla, utilizando argumentos menos cautos que los del sacerdote Volkov. Vasily Anismov, encargado de la comunicación de la Iglesia ortodoxa ucraniana vinculada con el Patriarcado de Moscú, dijo que eran «tontas» las palabras atribuidas al patriarca Bartolomé, pues «Rusia, en calidad de responsable de la actual situación dolorosa en Ucrania, no es capaz de resolver el problema». Ansimov también criticó al Patraircado ecuménico por su condescendencia a las peticiones de los actuales líderes políticos ucranianos, definidos «criminales», y lanzó oscuras alusiones a un «regalo ultramillonario» que habría sido otorgado por las autoridades ucranianas al Patriarcado de Constantinopla por la concesión de la autocefalia.

 

Acusaciones de “Papismo oriental”

 

Además de encontrarse en el terreno resbaladizo del entramado entre política y vida eclesial, la polémica intra-ortodoxa sobre la cuestión ucraniana puede incluso llegar a asumir la dimensión de la disputa teológica. El arcipreste Andrey Novikov, miembro de la Comisión teológica del Patriarcado de Moscú, dijo que eran «heréticas» algunas de las afirmaciones atribuidas a Bartolomé en su discurso durante la última sinaxis del Patriarcado ecuménico. «Las expresiones según las cuales sin el Patriarcado de Constantinopla las demás Iglesias locales son ovejas sin pastor, y que Constantinopla encarna el “ethos” de la Ortodoxia, y tiene derechos especiales de jurisdicción final sobre toda la Iglesia para garantizar su unidad –dijo Novikov en una entrevista con Interfax– reflejan las opiniones católicas sobre el papel del Papa en la Iglesia, y esta es de por sí pura herejía». Novikov relacionó las palabras atribuidas al Patriarca con «una tendencia que existe desde finales de la Edad Media, pero que ha visto un particular crecimiento en el siglo XX, llegando a volverse en algo hipertrófico, la llamada tendencia al “Papismo oriental”», que trata «de imponer a la Iglesia ortodoxa el modelo católico romano, en contra de la Iglesia como fue constituida por Jesucristo».