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Prohibido «reclutar» monjas jóvenes de países pobres

Un párrafo de la nueva constitución apostólica pone fin a un fenómeno extendido para garantizar la supervivencia de los monasterios
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Dos monjas utilizando las nuevas tecnologías

22/07/2016
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO
Entre las novedades más significativas que introduce la nueva constitución apostólica «Vultum Dei quaerere» está el párrafo dedicado al «reclutamiento» apresurado de candidatas del extranjero. Un fenómeno bien conocido, que en los últimos años ha llevado a muchas chicas originarias principalmente de países pobres a sumarse a la vida religiosa, y no siempre mediante un adecuado camino vocaciones, para garantizar un cambio de fuerzas.

Los monasterios, se lee en el texto, deben prestar «mucha atención al discernimiento vocacional y espiritual, sin dejarse llevar por la tentación del número y de la eficiencia», y deben asegurar «un acompañamiento personalizado de las candidatas y promuevan itinerarios formativos aptos para ellas, quedando entendido que a la formación inicial y a la formación después de la profesión temporal ‘se debe reservar un amplio espacio de tiempo’». Papa Bergoglio precisa inmediatamente después: «aunque la constitución de comunidades internacionales y multiculturales ponga de manifiesto la universalidad del carisma, hay que evitar en modo absoluto el reclutamiento de candidatas de otros Países con el único fin de salvaguardar la supervivencia del monasterio. Que se elaboren criterios para asegurar que esto se cumpla».

Nunca deberá ser un problema el origen geográfico de una novicia, así como tampoco la existencia de comunidades internacionales y multiculturales. Pero el riguroso recorrido vocacional, explica Francisco, no se puede convertir en una opción y no hay que recurrir a atajos.

Dialogando a puerta cerrada, en diciembre de 2013, con los superiores religiosos, Francisco recordó que había cambiado la geografía de la vida consagrada y que «todas las culturas tienen la capacidad de ser llamadas por el Señor, que es libre de suscitar más vocaciones en una parte u otra. ¿Qué quiere el Señor con las vocaciones que nos manda de las Iglesias más jóvenes? No sabría decirlo. Pero me planteo la pregunta. Debemos planteárnosla. Hay una voluntad del Señor en todo esto. Hay Iglesias que están dando frutos nuevos. Tal vez antes no eran tan fecundas, pero ahora lo son».

Después de haberse referido a la necesidad de la «inculturación del carisma», es decir de la capacidad del carisma original de los fundadores de las órdenes de asumir lo mejor de cada cultura, el Papa explicó: «No estoy hablando de adaptación folclorista a las costumbres: es una cuestión de mentalidad, de forma de pensar. Por ejemplo: hay pueblos que piensan de una manera más concreta que abstracta, o que, por lo menos, tienen un tipo de abstracción diferente de la abstracción occidental… Hay que vivir con valentía y confrontarse con estos desafíos también sobre temas importantes. Es decir, no puedo formar a una persona como religiosa sin tomar en consideración su vida, su experiencia, su mentalidad y su contexto cultural».

En aquella ocasión, Bergoglio se declaró consiente de los peligros, justamente en términos de «reclutamiento vocacional» de las Iglesias más jóvenes. Recordando que en 1994, en el contexto del Sínodo ordinario sobre la vida consagrada y su misión, los obispos filipinos denunciaron la «trata de novicias», es decir la masiva llegada de Congregaciones extranjeras que abrían casas en el archipiélago con el objetivo de reclutar vocaciones para llevárselas a Europa. «Hay que tener los ojos abiertos sobre estas situaciones», advirtió el Papa.

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Autor: loiolaxxi

periodista, jesuita, bloguero, profesor, jubilado

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